¿Podremos trabajar cuatro días a la semana y tener tres días libres cobrando el mismo sueldo? Para unos se trata de una ocurrencia inoportuna, para otros, un nuevo avance social por el que merece la pena luchar. El debate está sobre la mesa con muchas incógnitas de por medio. ¿Es posible económicamente? ¿Rendimos mejor, si descansamos más? Expertos a favor y en contra nos explican qué posibilidades hay de que en España se reduzca la actual jornada laboral de 40 horas semanales.
La chispa del debate prendió cuando el partido de Íñigo Errejón, Más País-Equo, presentó una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado en la que solicitaba la implantación de la semana de cuatro días. El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, alimentó la llama al afirmar que "siempre hemos sido partidarios de la reducción de la jornada laboral.
La propuesta es interesante y me consta que en el ministerio de Trabajo está trabajando para explorar la reducción del tiempo de trabajo en el marco del diálogo social". La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, echó más leña al fuego al declarar que "el tiempo de trabajo exige una nueva concepción, que atraviese, como ya estamos haciendo, leyes y usos laborales. La reducción de jornada, el control de horas extraordinarias, el derecho a la desconexión o la conciliación son elementos que deben dialogar en este necesario debate".
Finalmente, el ministro de la Seguridad Social, Jose Luis Escrivá, tuvo que salir a apagar el incendio provocado por sus socios de Gobierno, afirmando que "no me parece que España sea un país que, con sus niveles de productividad y competitividad, tenga que dar prioridad a ese asunto".
Los empresarios no quieren ni oír hablar del tema. Ninguna de las patronales, CEOE y Cepyme, consultados por Uppers han querido entrar siquiera a valorar la propuesta. En ambas organizaciones empresariales se argumenta que esa medida no está en la mesa de diálogo social.
Sí ha hecho declaraciones al respecto el presidente de ATA, Asociación de Trabajadores Autónomos, quien asegura que "como autónomos, lo que diría es que le pregunten a quien se levanta cada día a abrir su negocio lo que es trabajar cuatro días a la semana. Y en lo que se refiere a los autónomos empleadores, lo que diría es que las ocurrencias, a la mesa de diálogo social, donde se sientan los que pagan nóminas y los representantes de quienes las cobran. Para los autónomos es una quimera. Con la que está cayendo…" ha declarado Amor.
Ni CCOO ni UGT han planteado la medida en la mesa de diálogo social, pero están a favor de abrir el debate. Para Carlos Gutiérrez, secretario de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo de Comisiones Obreras, CCOO, "la jornada de 40 horas semanales se implantó hace 40 años. La productividad ha crecido mucho, la economía ha cambiado mucho y esto nos debe permitir avanzar en la reducción de la jornada de trabajo, no hablo de llegar a las 32 horas, pero sí abrir el debate para el conjunto de trabajadores", explica Gutiérrez.
Por su parte, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, muestra su acuerdo con la semana de cuatro días, pero añade que el quinto se dedique a formación, para mantener a los trabajadores durante más tiempo en el mercado laboral y generar más empleo.
En España varias empresas ya hacen jornadas de cuatro días. Delsol, una empresa tecnológica radicada en Jaén, fue pionera en reducir la jornada a sus trabajadores. "Trabajan en bloques de cuatro días continuados, rotando de lunes a viernes y manteniendo un día libre más a la semana", cuenta Juan Antonio Mallenco, responsable de comunicación de la empresa.
Pero más tiempo libre requiere compensaciones. Los empleados han empezado a trabajar una hora más al día, en lugar de ocho, ahora trabajan nueve. Mallenco asegura que el modelo es bueno para "la conciliación, para crear empleo y para rebajar las emisiones de gases que dañan el medio ambiente".
En diciembre del año pasado, los empleados de Zacaya Sistems, una empresa de 'software' alicantina, recibieron un inesperado regalo de Navidad: el que quisiese podría trabajar solo de lunes a jueves. "Dimos varias opciones y ellos escogían. Podían optar por la semana de cuatro días, por mantener el horario de lunes a viernes con un día de teletrabajo o seguir como estaban", explica Pedro Sánchez, el CEO de la empresa.
"Aproximadamente la mitad de la plantilla se acogió a lo de la semana de cuatro días. Nadie se ha echado para atrás y están satisfechos y nosotros también" afirma Sánchez. "Creo que hay que hacer que el trabajador se sienta cómodo, porque eso ayuda a que sea más productivo", explica, aunque no cree que la fórmula sea aplicable absolutamente a todas las empresas, "en una farmacia o en un supermercado igual no es tan fácil", explica Sánchez.
En 2019 Microsoft Japón puso en marcha un proyecto piloto que implantaba una jornada laboral de cuatro días por semana durante el mes de agosto. Durante ese mes, la empresa vio cómo la productividad aumentó un 40% en comparación con el mismo mes del año anterior.
Además, se establecieron reuniones no más largas de 30 minutos y un aumento de las conferencias en remoto. La empresa redujo un 23% la factura de electricidad y un 59% las páginas impresas. La prueba incorporaba planes de autodesarrollo y bienestar familiar para los empleados que manifestaron su satisfacción con los cambios. Pero pese al éxito del experimento, el modelo aún no se ha exportado a todas las filiales de la empresa.
Angel Largo, vicepresidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios cree que "pensar que esta medida se va a implantar en España a corto plazo es hablar de ciencia ficción". Según Largo, "primero habría que conseguir salarios dignos y horarios sensatos. No vamos a construir la casa por el tejado", explica Largo.
Para Manuel Rodríguez, abogado laboralista experto en reducciones de jornada "a corto plazo no veo factible que se popularice la medida, pero sin duda es una tendencia de futuro. Todo es cuestión de mejorar la productividad. Y eso no depende únicamente del trabajador, sino cada vez más de otros muchos factores, como la cantidad y calidad de tecnología, la formación adquirida, etcétera. Todo depende de si somos capaces de producir lo mismo en menos tiempo. De otra forma, los costes de producción se elevarían, y la empresa saldría perdiendo", concluye el abogado.
Para Rafael Pujol, vicepresidente de la Fundación Instituto de Empresa "para reducir la jornada laboral en España tenemos un problema añadido, que es la casi inexistente formación continua en las empresas e instituciones.
Las plantillas de muchas empresas e instituciones están envejecidas, y es una tendencia que se está incrementando, pero no se forma a los más veteranos, sino que se busca facilitar su salida del mercado laboral. Mejorar la formación ahora, especialmente en los trabajadores más veteranos, es asegurar que la productividad mejorará mañana, y eso permitiría flexibilizar los horarios y las jornadas, pero no se hace".
¿Alcanzaremos algún día la semana de cuatro días? El abogado Manuel Rodríguez lo tiene claro: "En España, hasta 1904 no se promulgó la Ley que obligaba a los empresarios a dejar el domingo como día libre. Hasta los años 70 y 80 del siglo XX no se consiguió la semana de cinco días. Pese a las dificultades, implantar la semana laboral de cuatro días o los fines de semana triples no es una quimera. Dependerá, primero, de la voluntad de los trabajadores, y después, de la capacidad de adaptación de empresas y trabajadores a los nuevos modelos productivos", concluye Manuel Rodríguez.