La Gran Depresión (1929), la Gran Recesión (2008) y, ahora, la Gran Dimisión (2021). Cientos de miles de estadounidenses están decidiendo, en los últimos meses, dar un vuelco a sus vidas y cambiar de trabajo. Ya sea por unas mejores condiciones salariales, un trato más adecuado de las empresas o, simplemente, por un golpe de hedonismo 4,4 millones lo llevaron a cabo en septiembre, 4,3 en agosto y así mes tras mes. La movilidad ya existía de antes, sí, pero no a estos niveles. ¿Qué es lo que la ha provocado? ¿Podría verse en España una 'Gran Dimisión' al más puro estilo americano?
Imagínate una botella de agua. Si la compras en un supermercado, te cuesta 0,40€; si la pides en un bar, posiblemente el precio suba hasta 1,5€ pero, si la pides en un avión, te pueden cobrar 3€ fácilmente. Sin embargo, sigue siendo la misma botella con el mismo contenido. Lo mismo ocurre en el mercado laboral con los trabajadores: en unas empresas pueden ser la botella de 0,4€ y, en otras, la de 3€, todo dependerá de cómo sea valorado por el empresario.
Esto, el sentirse infravalorado por la empresa, con la sensación de no poder dar lo mejor de sí, y sin un futuro, al menos, ilusionante o esperanzador, es uno de los principales motivos por el que los trabajadores deciden marcharse a buscar un lugar mejor donde sentirse realizados y en consonancia con lo que valen. Pero no es el único.
En 2020, en España, casi el 25% de los empleados españoles cambió de trabajo. Así lo mostraba un estudio de Randstad Research a finales de abril de este año pero las causas, a diferencia de en Estados Unidos, distaban mucho de ser algo positivo. Aún así, "en España no existe nada parecido", nos cuenta nos cuenta José Luis Bezanilla, periodista, autor del libro 'Píldoras Antidesempleo tras la Cuarentena' y orientador laboral.
En nuestro país, como sabemos, hay más tasa de desempleo y no hay políticas tan flexibles de despidos como en el país norteamericano. "Además, si te vas de una empresa y además tienes 45 años aquí lo tienes complicado para encontrar otro trabajo, pero en Estados Unidos no. Allí sales de un empleo, cruzas una acera y tienes otro. El recorrido por el desempleo en España puede convertirse en un martirio, mientras que allí la experiencia, el aprendizaje es un valor en alza. Se valora muchísimo", reflexiona.
Coincide en el diagnóstico Mónica Pérez, directora de Comunicación y Estudios de InfoJobs, en cuanto a la posible extrapolación del fenómeno en España: "No vemos que se esté produciendo este fenómeno como en Estados Unidos, pero sí es posible que la pandemia y sus consecuencias hayan provocado un cambio de mentalidad y prioridades en los trabajadores. Sí asistimos a cierto desencuentro entre oferta y demanda en el mercado laboral español, ya sea porque las empresas de determinados sectores no encuentran a profesionales con la experiencia y competencias que demandan o porque hay profesiones que han dejado de ser atractivas para los candidatos por sus condiciones laborales (salario, estabilidad, tipo de tareas a realizar…)".
Aunque las pistas parece que no vayan por una renuncia a gran escala en nuestro país actualmente, Bezanilla no tiene dudas: "En España va a llegar, así lo creo. Tarde o temprano, pero llegará, y esto nos puede servir de aviso, porque ya vemos que hay perfiles que no se encuentran, y cada vez va a ir a más".
La pandemia llegó a nuestras vidas como un tsunami. En el terreno físico, de salud y mental. Nos hizo cambiar, aunque fuera mínimamente, el ángulo de visión de nuestro día a día, y empezamos a valorar cosas que antes, en la vorágine en la que estábamos, no apreciábamos. Una de ella fue el tiempo. Disfrutar de él no solo en el ocio sino también en el negocio. Y este cambio de prisma está teniendo su reflejo ahora en el mercado laboral.
Para Inés Hoyos, profesora de Psicología de la empresa y de las organizaciones en la Universidad Nebrija, lo que se está viendo es, en parte, una consecuencia más de la pandemia: "Ha habido mucha rotación porque había gente 'sentada' a ver qué pasaba sin terminar de decidirse. En una situación de inestabilidad no te mueves del trabajo. Cuando esto ha pasado, el que se iba a ir, se va. Por el camino puede que la empresa responda bien y te cambie la opinión, y al revés, el que estaba bien pero la empresa le defrauda y al final se va", explica.
Y es que los tiempos han cambiado y las exigencias de los trabajadores también, como nos dice: "Los del baby boom no pedíamos nada hasta demostrar lo que valíamos, pero ahora los nuevos empleados llegan exigiendo teletrabajo, flexibilidad… Todas esas personas, más las que no son millennials, ven que al poder teletrabajar con éxito durante la pandemia, se pueden seguir exigiendo las mismas condiciones laborales ahora bajo la premisa de si me han consentido trabajar cuando había necesidad, ¿por qué ahora mismo no lo permitís?".
¿Es suficiente un sueldo mensual para mantener la felicidad de los trabajadores y que estos sigan con altos niveles de productividad? Es una de las principales preguntas en este nuevo contexto laboral, donde el llamado 'salario emocional' ha tomado una gran importancia.
José Luis Bezanilla nos resume así lo que está viendo en su propia experiencia como orientador laboral: "En España hay perfiles muy demandados que sí que empiezan a valorar el salario emocional, el buscar proyectos ilusionantes, que les motiven. Y las empresas tienen que hacer un esfuerzo por retener a esos trabajadores, presentarles proyectos que les llenen, porque muchas veces los trabajadores prefieren estar varios meses en el desempleo hasta que encuentran algo ilusionante". La definición de quien le da este valor al salario emocional son "personas que deciden abandonar el puesto de trabajo porque no se sienten realizados o valorados y deciden irse".
Ver una 'gran renuncia' a la española, por el momento, parece que está lejano en el tiempo, aunque, como apuntala Hoyos, empieza a haber señales: "Los índices de rotación que se están teniendo hace tiempo que nos los veía". ¿Será cuestión de meses? ¿De años?