La implacable subida de la inflación ha trastocado el mercado inmobiliario. Desde enero de 2021, el IPC de nuestro país ha ido escalando hasta alcanzar el pasado mes de julio su tasa más alta de los últimos 38 años: un 10,8%, 0,6 puntos más que el registro de junio, cuando se situó en un 10,2%. La escalada de la inflación, que se ha visto también afectada por el estallido de la guerra de Ucrania, ha cambiado la tendencia que el euribor, el índice de referencia que refleja el tipo de interés medio de los créditos hipotecarios que se conceden en la Zona Euro, había registrado en los últimos años y ha encarecido los créditos hipotecarios a tipo variable que tenían contratados los usuarios.
Desde 2016, año en el que entró en negativo por primera vez, el euribor se había mantenido siempre por debajo del cero, llegando a alcanzar en febrero de 2021 un mínimo histórico del 0,5 que se mantendría más o menos estable durante unos meses más.
Esta situación redujo los costes de las hipotecas tanto de tipo variable, que se vieron directamente beneficiadas por este índice, como las de tipo fijo y mixto, que vieron cómo los bancos redujeron sus costes en un intento de atraer a los consumidores a estos productos que, en tiempos de crisis, resultan más rentables que los de tipo variable.
En este escenario, muchos usuarios decidieron aprovechar la oferta de los bancos y firmar sus hipotecas a tipo fijo, protegiéndose así de un posible cambio de tendencia que pudiera encarecer sus créditos. Aun así, hubo otros que decidieron mantener su hipoteca a tipo variable y que ahora, seis años después de que el euribor cayese en negativo, se enfrentan al repunte del índice.
El pasado mes de abril, el euribor volvió a superar por primera vez en seis años la barrera del cero, al situarse en un 0,005%. La cifra, que supuso una subida interanual del 101% con respecto al mismo mes del ejercicio anterior, ha seguido escalando en los últimos meses hasta alcanzar el pasado mes de julio una tasa del 0,992%, la más alta de la última década.
Esta subida del euribor encarecerá las cuotas de las hipotecas a tipo variable. En concreto, los expertos estiman que en su revisión anual estos productos subirán entre 800 y 1.400 euros anuales, unas cifras nada desdeñables en el contexto de incertidumbre económica en el que nos encontramos.
Ante esta situación, muchos usuarios se están planteando cambiar su hipoteca de tipo variable a una de tipo fijo para protegerse de las subidas del euribor, que parece que seguirá escalando en los próximos meses, aunque aquellos que duden deberán darse prisa, ya que la banca ya ha empezado a cambiar su estrategia comercial para encarecer o eliminar las hipotecas fijas de su cartera de productos con el objetivo de que se contraten más créditos a tipo variable.
Si es tu caso y no sabes cómo proceder, debes saber que hacer el cambio de hipoteca variable a tipo fijo es posible, y que para hacerlo puedes recurrir a tres métodos: la novación de hipoteca, la subrogación de hipoteca y la contratación de una nueva hipoteca.
La novación de hipoteca es un proceso en el que los usuarios renegocian una modificación de las cláusulas con la entidad con la que se firmó inicialmente el crédito. En este caso, en la negociación se buscará que el banco acepte cambiar la hipoteca de tipo variable a una de tipo fijo. Para llevarlo a cabo, los usuarios deberán contactar con algún agente de su banco, tasar su vivienda y, en caso de que se llegue a un acuerdo, firmar el contrato de novación ante un notario.
La subrogación de hipoteca, por su parte, consiste en traspasar el crédito hipotecario a otra entidad bancaria a cambio de unas mejores condiciones o, en este caso, un cambio a una hipoteca fija. En estos casos, los usuarios deben encontrar alguna entidad que esté dispuesta a hacer el cambio, tasar la vivienda y firmar la subrogación ante un notario.
Finalmente, si los usuarios no llegan a un acuerdo con las entidades para proceder a una novación o subrogación, siempre pueden cancelar la hipoteca contratada inicialmente para firmar un nuevo préstamo hipotecario en otro banco. En estos casos, además de tasar la vivienda y pasar por el notario para formalizar los contratos, los usuarios deberán liquidar anticipadamente el crédito hipotecario que habían contratado inicialmente y firmar un nuevo préstamo, por lo que los costes serán mayores que en una subrogación o novación.
Aun así, puede darse el caso de que el interés que el nuevo banco te ofrezca sea más beneficioso que el que pueda ofrecer otra entidad por una subrogación o novación, por lo que antes de descartar esta opción es recomendable que se comparen todas las ofertas posibles para encontrar la más ventajosa. Aunque los costes del cambio sean mayores, a la larga un interés fijo más bajo siempre es más beneficioso, así que no vayas con prisas y plantea cada escenario. Tu cartera te lo agradecerá.