La brecha generacional entre padres e hijos cada vez es más ancha. Los jóvenes ganan hoy menos que hace 20 años y tienen mucho más difícil acceder a una vivienda, lo que les convierte en una "generación perdedora", tal y como les define el informe Finanzas de los hogares 2000-2022, elaborado por la Fundación Afi Emilio Ontiveros para desgranar cómo han cambiado las cuentas de las familias españolas en lo que llevamos de siglo XXI.
Las conclusiones de ese estudio determinan que nuestros hogares ahorran menos y de forma más volátil que los europeos, tienen menor renta, debido a la mayor cultura de consumo en nuestro país y a la confianza en las redes de protección tanto familiares como del sistema de pensiones. Sin embargo, la riqueza acumulada es "relativamente" superior que la de los países vecinos, debido principalmente a la revalorización inmobiliaria del patrimonio de los mayores de 65 años.
Los hogares también son más pequeños y más viejos, una consecuencia del hecho de que los jóvenes "ya no forman familias ni tienen vivienda", según señala Daniel Manzano, patrono de la Fundación y uno de los autores del estudio. “Actualmente menos jóvenes se independizan, y cuando deciden o consiguen hacerlo lo hacen con menores rentas de los que lo hacían a principios de siglo”, señala el documento.
De hecho, los menores de 35 años ya no ahorran a través de activos inmobiliarios. Solo el 36% de los menores de 35 años es propietario, frente al 70% de hace 20 años. Por otro lado, el cada vez más numero grupo de hogares en los que el cabeza de familia es mayor de 65 años presenta en términos relativos una “posición ganadora”, señala el estudio. ”El grupo de hogares en los que el cabeza de familia es un jubilado (...) es el único que define una renta mayor en términos reales que dos décadas antes”, puntualiza Marina García, colaboradora del estudio.
¿Cómo se explica este gap generacional tan pronunciado? Según los autores del informe, "hay un factor de mala suerte para esta generación: se han incorporado al mercado del trabajo en el peor momento, también en términos de precariedad, flexibilidad, precios de alquiler, y con varias crisis de por medio". "Esto no es un conflicto generacional, el principal problema es que la renta no da. Si la renta per cápita hubiera crecido, probablemente los jóvenes estarían mejor y la brecha sería menor", señala Manzano.
Tradicionalmente los hogares españoles se han decantado por la propiedad frente al alquiler, pero en los últimos años esta última forma de acceso a la vivienda está creciendo entre los jóvenes debido a su menor estabilidad laboral y su mayor movilidad geográfica. "Actualmente, la adquisición de vivienda es menos accesible y menos atractiva para los jóvenes", sostiene Ángel Berges, presidente de la Fundación. "El número de salarios anuales que se necesitan actualmente para adquirir una vivienda es claramente superior", remacha el informe.