Que tu hijo, tu nieto o tu sobrino logre emanciparse antes de los 30 años es una hazaña al alcance de muy pocos. Sí, los jóvenes se van cada vez más tarde de casa y la tasa de emancipación juvenil española se situó en un 16’3% en el primer semestre de 2023, según resalta el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud (CJE). Un dato que va al alza, pero que se queda muy lejos del 31’9% de media de la Unión Europea o del 26% de emancipación de jóvenes que tenía España en 2008. ¿Qué ha pasado? Por en medio una pandemia, crisis económicas o alquileres para los que es necesario destinar un porcentaje considerable, sino la totalidad, de un salario.
El informe se centra en la población de 16 a 29 años, subrayando que la edad media de emancipación se coloca actualmente en 30’3 años, entre las más altas de Europa, solo por detrás de Grecia, Croacia o Eslovaquia, una edad muy superior a los 22 o 23 años en los que se independizaron los boomers entre los 80 y los 90. No obstante, el paro juvenil ha descendido a su nivel más bajo desde 2008, un 20’1%, una tendencia positiva que no es suficiente.
Más que las ganas, la vivienda es el principal obstáculo que los jóvenes de 2024 se están encontrando para lograr independizarse. En estos últimos años, con la subida del Salario Mínimo Interprofesional y el aumento de los contratos indefinidos, el 61’1% de los jóvenes de entre 16 y 29 años ya lo es, sus condiciones laborales han mejorado, pero no ha sido suficiente. El informe del CJE destaca que de 2022 a 2023 los jóvenes han perdido un 3’3% de su poder adquisitivo.
Esto se debe a que los precios de los alquileres siguen siendo altos, igual que los de compra, lo que desemboca en que un joven tenga que destinar el 93’9% de su salario para poder emanciparse solo, esto sin contar con los gastos que conlleva irse de alquiler. El alquiler medio se sitúa en la cifra más alta desde que hay registros, 944 euros por vivir solo, a lo que se suman los 138’12 euros al mes de media en gastos. En total, 1.082’12 euros necesarios al mes para emanciparse, 76’9 euros más de lo que cobran los jóvenes actualmente, según el CJE (1.005’22 euros).
Lo que provoca todo lo anterior es que muchos se vean condenados a seguir compartiendo piso con otras personas o a recurrir a la ayuda de sus padres. Una opción más asequible que tampoco es la más saludable para su economía. Si bien los indicadores señalan que no se debe dedicar más del 30% del sueldo a la vivienda, el alquiler de una habitación representa un 37’3% del salario.
Y si el alquiler ya es algo complicado para tu hijo, aún lo es más hacerse con su propia vivienda, pues el informe del CJE apunta claramente que dar la entrada de una casa supone cuatro años y medio del sueldo íntegro de un joven, lo que prácticamente le imposibilita el acceso a una vivienda en propiedad.
¿Cómo atajar el problema del acceso a la vivienda de los jóvenes? Son muchos los aspectos que están relacionados con la imposibilidad de que un joven pueda salir de casa de sus padres, desde salarios precarios hasta la imposibilidad de ahorrar o el elevado precio de los alquileres. Problemas en los que gran parte de los expertos coinciden.
Un sector de expertos ve claro que hay que atajar el encarecimiento continuo de los precios del alquiler, que está frenando la emancipación de los jóvenes, condenados a seguir viviendo con sus padres o a compartir piso. Una medida clara es la ampliación de la oferta de vivienda, también pública, que facilitaría el alquiler e incluso la compra, pero que debería ir acompañado de una mayor regulación de las casas vacacionales y pisos turísticos que, debido a su extensión en los últimos años, han reducido considerablemente la oferta de vivienda en las principales ciudades.
Por su parte, también se recalca la necesidad de ampliar los bonos de alquiler que faciliten la emancipación de los jóvenes junto con ayudas a la compra ante la imposibilidad de ahorro que gran parte de la juventud tiene pese a contar con un contrato de trabajo indefinido.