La locura por la vivienda no tiene freno. Su precio escaló un 8% en el último año, la mayor subida desde el año 2007, y sin embargo cada vez más gente planea subirse a la ola. Según una encuesta de la Comisión Europea, el 8% de la población tiene intención de comprar una vivienda en los próximos 12 meses. Hablamos de 3,3 millones de personas que quieren adquirir una casa antes del próximo verano. Claro que una cosa son las intenciones y otra los hechos. Y para nuestros hijos cada vez es más difícil salir del nido y volar por su cuenta.
Quienes sí tienen la posibilidad de comprarse un piso no se lo piensan dos veces a pesar de los precios tan elevados. La evolución de la demanda y la escasez de la oferta hace pensar que los precios seguirán subiendo. O te subes al tren ahora o en un futuro cercano tendrás que pagar más caro. Retrasar la compra supone perder dinero. Y la alternativa del alquiler, disparado cerca de un 10% en el último año según datos de 'Idealista', tampoco es una solución más razonable.
Según los datos de la encuesta de la Comisión Europea, el 2,3% de los consumidores tiene claro que comprará una casa en el próximo año con total seguridad, mientras que el 5,7% lo estima como probable. Por el contrario, el porcentaje que ni siquiera se plantea comprar se redujo hasta el 85%, el dato más bajo desde 2009.
Pero acceder una vivienda es una quimera para la mayoría de jóvenes, que cada vez se independizan más tarde. Ni aun teniendo un sueldo fijo -que de media es de 1.005 euros al mes- les da para un alquiler, mucho menos para una casa. En España, más del 70% de los jóvenes que trabajan siguen viviendo con sus padres, mientras que la edad media a la que estos se van asciende ya a 30,4 años, según el último informe del observatorio del Consejo de la Juventud de España (CJE).
Este organismo también advierte de que la mayoría de quienes se emancipan lo hacen "en peores condiciones". “Estamos hablando de una generación que no está bien, y estar bien también es tener acceso a una vivienda, a un trabajo digno, a poder irse de vacaciones o a tener hijos, si se desea”, explicaba Andrea González, presidenta de la CJE.
La tasa de propiedad de vivienda de los menores de 35 años se ha desplomado hasta representar apenas un 31,8% del total. Es decir, ni siquiera un tercio de los jóvenes disponen de una vivienda propia, cuando hace una década eran más de un 60%. La paradoja es que sus padres, o al menos el colectivo de mayores de 55 años, sí acumulan en su patrimonio viviendas en propiedad de forma más unánime. El porcentaje de propiedad de viviendas de quienes se acercan a la jubilación o están ya retirados supera ampliamente el 80%.
No es extraño ante este panorama que muchos jóvenes terminen incluso volviendo al redil familiar. “Acabo de cumplir 26 años y debo volver a vivir con mis padres. Tras tres años sobreviviendo al alquiler de un bajo interior de 50 metros cuadrados en Madrid con mi pareja, nos hemos cansado de pedir ayuda para llegar a fin de mes tras la imprudencia de salir a cenar un día", escribía una joven en redes sociales hace unas semanas, palabras de las que se hizo eco la cadena Ser y que se viralizaron en redes sociales. "¿Realmente es mío el fracaso o es de una sociedad donde cada vez es más difícil iniciar un proyecto de vida?", se preguntaba, haciendo suyo el lamento de toda una generación.