Siete de cada diez jóvenes que trabajan siguen viviendo en casa de sus padres, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE). Y quienes consiguen emanciparse lo hacen en peores condiciones que hace 20 años. Es evidente que mientras los mayores mantienen sus posiciones o incluso las mejoran, los jóvenes se están quedando atrás en la recuperación de la renta y la riqueza. Javier Ruiz analiza los motivos de esta desigualdad generacional en 'MoneyTalks'.
No es cuestión de que los jubilados sean más ricos, sino de que los jóvenes (entendiendo por jóvenes los menores de 45 años) son cada vez más pobres. No tienen riqueza y sus salarios son precarios, pero el principal problema es la vivienda, que es un listón insalvable. Quien pudo comprar casa antes del boom inmobiliario tiene un activo que se ha revalorizado. Si se adquirió por 100.000 euros ahora vale 350.000. Hace diez años, incluso algo menos, los jóvenes aún podían acceder a este mercado. Hoy ya no.
En 2011 dos de cada tres jóvenes se compraban una casa; en 2023 lo hacía uno de cada tres. Es un cambio absolutamente brutal en un espacio de tiempo muy reducido. Tenemos los alquileres más caros de la historia. En 2023 la media para un piso estándar se situaba en 968 euros al mes, 88 euros más que un año antes. Y lo peor es que cada día que pasa los jóvenes están más lejos de acceder a una casa, porque se encarece más de lo que lo hace su renta.
Así que hay toda una generación esperando a heredar, y va a tener que esperar más. Por otra parte, hay una generación cuyas pensiones nos van a costar más, pensiones que no se pueden pagar con estos salarios. Todo conduce a que España se convierta en un país de herencia familiar. El 55% de los hijos de pobres serán pobres, según datos de la OCD, mientras que los ricos tienen muy difícil caer de clase social, incluso aunque fracasen sus iniciativas empresariales. La movilidad social está bloqueada y las clases se perpetúan.
La única receta para arreglar el ascensor social maneja dos ingredientes: fiscalidad y educación. Pero mientras que siga habiendo impuestos regresivos, que cobran más a los que menos tienen, y fórmulas educativas que perpetúan la desigualdad y hacen que los que ya tienen puedan perpetuarse arriba con educaciones de élite inaccesibles a los más pobres, la brecha seguirá abierta.