Numerosos estudios sostienen que la inteligencia humana depende de las conexiones cerebrales y no de las diferencias que pueden existir entre las distintas zonas del cerebro. Del mismo modo, otras investigaciones han llegado a indicar que tiene un componente genético aunque no logran identificar de manera concluyente ningún gen único. Ahora, sin embargo, según varios científicos existen una serie de hábitos que las personas con un nivel mayor al de la media compartirían.
Norman Li, de Singapore Management University, y Satoshi Kanazawa, de London School of Economics, han establecido como exactamente seis los signos que comparten las personas con un coeficiente intelectual alto. En primer lugar, se encuentra su predilección por la soledad y a sí mismo, la capacidad que tienen para disfrutar de pasar tiempo sin la compañía de nadie, invirtiéndolo en su introspección y propio desarrollo personal. Como consecuencia, se trataría de individuos que prefieren alejarse de las multitudes y de las interacciones sociales constantes, ya que les podrían llegar a resultar abrumadoras a la par que poco estimulantes.
En tercer lugar, son desordenadas. El factor, que podría apuntar a una falta de organización en otros ámbitos, ofrece sin embargo la posibilidad de aumentar la creatividad y prestar atención a distintos estímulos, rompiendo así con lo tradicional y establecido por otros y aportando nuevas ideas.
La autocrítica, es decir, la capacidad para identificar las limitaciones y errores de uno mismo de manera objetiva y buscar soluciones para mejorar, sería otro de los rasgos que indicarían lo mismo. De hecho, a nivel profesional serían muchos los reclutadores que a día de hoy escogen a una persona desorganizada por la madurez mental que supone y la capacidad para corregir los errores que podrían afectar directamente a la vida de un proyecto o a las relaciones con el resto del equipo. Esto, a su vez, llevaría a encontrar oportunidades en los nuevos desafíos, que al mismo tiempo conducen al ser humano a esforzarse para conseguir cumplir ciertas metas o estándares crecimiento y autoexigencia.
Por último, las personas con una función cognitiva superior presentarían cierta tendencia a quedarse despiertos hasta altas horas de la madrugada y también el hábito de hablar solos, que los psicólogos definen como habla autodirigida o habla privada y que potencia la memoria, motiva y refuerza positivamente, fortalece el ánimo frente a las dificultades y ayuda a controlar de manera óptima las emociones y sentimientos.