Comenzamos los meses más fríos y húmedos del año y lo primero que se te viene a la cabeza es dónde está el arsenal de gorros, sombreros y productos anti-frizz. Si eres de las personas que acaban con el pelo encrespado en cuanto ponen un pie en la calle, sabes de lo que estamos hablando. El encrespamiento capilar afecta por igual a hombres y mujeres, y puede empeorar con el paso de los años, cuando el cabello pierde densidad, se debilita y pierde el sellado de la cutícula, eso que le hace reflejar la luz y mantener una textura estable. A todo eso se le llama porosidad y es la responsable de la mayoría de los dramas capilares del otoño y del invierno.
La porosidad del cabello es la capacidad que éste tiene para absorber y retener la humedad y otras sustancias en su interior, una condición que se encuentra determinada por el estado de la cutícula, la capa exterior de cada fibra capilar, así como de su nivel de apertura, ya que, debido a la flexibilidad que presenta, puede llegar a abrirse para permitir que los aceites y el agua entren y salgan del pelo. "El aspecto del cabello dependerá de la disposición de las escamas de la cutícula, pero también de otros agentes externos, como determinados productos para el pelo, procesos como los tintes y permanentes o el uso de planchas y secadores. Esta capa, al tratarse de la parte externa del pelo, se encuentra más expuesta el daño del sol, a la utilización de herramientas de calor o a los factores climatológicos que otras partes del cabello como el córtex, la capa del medio que aporta forma, elasticidad y se compone de melanina que da color al pelo, o la médula, que es el núcleo de la fibra capilar", señalam los expertos de la clínica Hospital Capilar.
La fibra capilar, formada en un 90% por queratina, consta de tres capas como el córtex, la médula y la cutícula. Esta es la capa exterior del cabello y la que determinará su grado de porosidad, aunque también influyen la herencia genética, la acción de tratamientos químicos agresivos como mechas, tintes, alisados, permanentes o sulfatos muy fuertes, los daños medioambientales derivados del cloro, el sol, el viento o climas muy secos, el uso excesivo de determinadas herramientas de calor, los productos capilares que utilicemos o las rutinas diarias que llevemos a cabo, como lavar el cabello con demasiada frecuencia.
Cada cabello demanda unas necesidades específicas dependiendo de su nivel de porosidad. Una melena de porosidad baja, caracterizada por tener una cutícula más cerrada y entrelazada, hará más difícil la penetración del agua y la absorción de los productos capilares, aunque retendrá la humedad durante más tiempo una vez que se hidrate. Por su parte, los cabellos de porosidad alta, al no lograr una correcta hidratación, absorben la humedad muy rápidamente a la vez que la pierden con la misma rapidez, provocándose una mayor sequedad y encrespamiento en este tipo de melenas. Por tanto, el pelo más fácil de cuidar será aquel que tenga un nivel de porosidad medio por tener una disposición de las cutículas más flexible que permitirá la entrada de la hidratación con facilidad y su permanencia dentro de la fibra capilar.
"En los cabellos de porosidad baja, las hebras repelen el agua al tener las capas de la cutícula más unidas, siendo pelos, en consecuencia, que pueden tardar en mojarse por completo y más propensos a la acumulación de grasa o suciedad, mientras que las melenas con porosidad alta tendrán las cutículas significativamente abiertas, permitiendo la entrada de agua con la misma facilidad que ésta es expulsada, lo que hará que el pelo sea más propenso al encrespamiento y a enredarse con más facilidad. No obstante, las melenas que presentan un grado de porosidad medio se adaptarán a un mayor número de productos para el pelo y requerirán un menor mantenimiento, debido a que, en estos casos, las cutículas tienen una apertura justa que permitirá mantener la hidratación".
La porosidad es un problema que afecta más del 50% de la población en algún momento de su vida y, por ello, es fundamental saber cómo tratarla, qué rutinas seguir y qué productos utilizar en cada caso concreto, desterrando malos hábitos que puedan dañar al pelo. Según los expertos de Hospital Capilar, estas son las recomendaciones más importantes, según el tipo de cabello: