Nada más elegante que un traje. Nada menos elegante que un traje. La diferencia entre la elegancia y el desastre está en lo sutil. Ya se sabe, el diablo está en los detalles y son estos, precisamente los que pueden arruinar un estilismo.
De la misma opinión es Superlatio (@superlatio), un elegante estilista en cuya cuenta de Instagram disecciona diferentes looks masculinos y comparte consejos para mantener el vestuario en perfecto estado.
Entre sus últimos posts destaca el dedicado, precisamente, a los errores que no debemos cometer cuando nos compramos o llevamos un traje. Estos son los cinco fallos más habituales.
Se trata de un error más que frecuente. El pantalón debe reposar sobre el zapato sin formar pliegues, pero, si nos fijamos, veremos que muchos pantalones descansan sobre el empeine. Para Superlatio, "la raya de la plancha (esa que divide el pantalón) debe formar la menor arruga posible". Primera conclusión: fuera los pantalones en modo acordeón.
Cuando el traje lleva chaleco, un error común es abrocharse todos los botones. Para el experto, "el protocolo marca que dejemos sin abrochar el último botón". La razón es que ninguna prenda debe marcar arrugas o volúmenes indeseados y, además, debe ser cómoda. Otra regla no escrita de protocolo es que no debemos estar pendientes de la ropa que llevemos: la ropa está a nuestro servicio, no nosotros al servicio de la ropa. Llevar abrochado el último botón implicaría tener que manipularlo al sentarnos, al levantarnos o al hacer cualquier movimiento. Segunda conclusión: no es ni cómodo ni elegante.
Paradójicamente, los botones de las chaquetas están para no abrocharse o no en su totalidad. Si queremos hacerlo, solo el primer botón y nunca el segundo. La razón es la misma que en el caso anterior: el protocolo, la elegancia y la comodidad mandan. Eso sí: para saber si la chaqueta es de tu talla, debes comprobarlo abrochándote ese primer botón. En función de cuanto sobre o cuanto falte, ajustarás el tallaje. Tercera conclusión: prueba que te abroche, pero nunca (o casi nunca) te abroches.
La corbata es el complemento imprescindible de cualquier traje y uno de los pocos en los que el diseño puede ser más arriesgado. Con una camisa formal, normalmente de color blanco o tonalidades muy claras y con cuellos armados, es necesario que el nudo de la corbata ajuste bien para que no se vea el botón de la camisa. Hay muchos tipos de nudo, pero el más utilizado en las ocasiones formales es el nudo Windsor o nudo inglés. Cuarta conclusión: si no dominas el nudo Windsor, empieza a practicar.
Cuando se lleva traje, la camisa siempre debe verse. El error es que la manga de la chaqueta sea más larga de lo habitual. La camisa debe llegar hasta el comienzo de la mano. A partir de ahí, la chaqueta debe ser uno o dos centímetros más corta. De esta manera, cuando doblemos el brazo se verá el puño de la camisa y cualquiera de sus complementos: gemelos, reloj o pulseras. El socorrido truco de subir las mangas de la chaqueta solo es posible en looks informales. Quinta conclusión: mejor manga algo corta que larga.