Actores que deciden verse mayores de lo que son

Entrar en tus "Clooney years" -esos años de madurez rebeldona y disfrutona- puede ser una legítima aspiración para cualquier actor de Hollywood que pase la 'barrera' de los 50 años. Y otra cosa es tener 43 y verte como de 60. Eso es exactamente lo que aparenta Chris Pine desde hace un par de años. Y no es el único. ¿Qué está pasando?

Para nadie es un secreto que mientras Hollywood vende a sus actores maduros como modelos de masculinidad experimentada y exitosa, a sus actrices las actrices les proponen papeles de bruja nada más acercarse a los 40. Cuando no las relegan, directamente.

Pasa, en general, en toda la industria del espectáculo -la película 'La sustancia' con Demi Moore y Margaret Qualley trata sobre eso con una crudeza pocos veces vista-. Y es verdad que los actores tampoco son inmunes a las presiones por mantener una juventud que algunos considerarían 'antinatural': Mickey Rourke es un claro ejemplo de cómo ellos también han sido capaces de desfigurarse en pos de la sempiterna juventud.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte hay actores que aunque están a mediados de los cuarenta, parecen esforzarse por verse mayores o, y este probablemente sea el quid del asunto, tener una apariencia sabia, natural, desacomplejada, sin parecer del todo 'viejo'. Por ejemplo:

Gael García Bernal tiene apenas 45 años pero lleva trabajando desde los ocho. No podemos decir que se vea especialmente 'mayor' con la barba (que se ha dejado por requerimiento de un papel) y el pelo entrecano, pero es cierto que su apariencia no es la habitual para un 'joven' actor como él. Sobre todo si consideramos que otros que le sacan casi veinte años, como Tom Cruise, no le hemos visto una cana en la vida.

Otro: Chris Pine.

Admitámoslo, Chris Pine siempre se ha visto (y probablemente siempre se verá) bien. Con la edad que tenga. Pero el caso es que la edad que tiene no es la que aparenta. Chris Pine luce a los 43 como Brad Pitt a los 60. ¿Por qué? Bueno, porque puede permitírselo. La semántica de las canas masculinas, como se sabe, es muy distinta a la de las canas femeninas, y mientras unas comunican poder, las otras comunican fracaso. Una especie de 'obsolescencia programada' que, en el caso se las actrices, se manifiesta de manera muchas veces cruel y que los hombres simplemente no padecen de la misma forma.

No es así para los chicos. Cuando Jon Hamm aceptó el papel de Don Draper en 'Mad Men' tenía apenas 36 años pero la verdad es que ya parecía de 50. Era una cuestión de actitud. Y es cierto que un personaje como ese, con las taras y las convenciones de un tipo de los años 60, ayudaban a crear el efecto, lo cierto es que Hamm es otro de esos hombres que siempre han parecido mayores y nunca lo han ocultado.

El edadismo opera de manera distinta en Hollywood para ellas y para ellos. Como los ricos que se pueden dar el lujo de 'reducir su huella de carbono' o llevar una vida 'responsable' con el planeta, poder asumir tu edad o llevar tus canas sin esconderlas es un privilegio del patriarcado dentro de la industria del cine.