Canas y alopecia. Dos conceptos que están llenos de mitos, pero también de realidades. Desde siempre un mito arraigado y que parece que pasa de generación en generación es que arrancarte un pelo blanco de tu cabeza provoca que aparezcan más, pero nada más lejos de la realidad. Otro más es ese refrán que habrás escuchado en más de una ocasión: "el que canea no calvea". Se puede perder pelo teniendo canas, y que el cabello no se caiga y tenerlo blanco, que es, por lo general, lo más común cuando se cumplen años y no se pierde pelo. Lo que ocurre es que el pelo blanco tiende a ser más grueso y áspero, por lo que en ocasiones puede hacer que muchos den por bueno el refrán.
Una de las grandes dudas llega por parte del injerto capilar en personas con canas. ¿Se puede hacer? ¿Es más complicado? Lo primero es lo primero, ya lo comentábamos, se puede estar tener canas y quedarte calvo o acabar un gran cabello blanco sin perder ni un pelo. Muchas veces, sobre los 45 o 50 años, aparecen a la vez las canas y la alopecia, es algo que les ocurre a muchos hombres. Es entonces cuando llega la pregunta: ¿son compatibles las canas con el trasplante capilar? Pues depende.
El funcionamiento del pelo blanco es igual que el de cualquier otro pelo con color. Lo que ocurre es que llega un punto en el que los melanocitos dejan de pigmentar nuestro cabello con melanina. Al final tienen una vida útil y, si dejan de trabajar, el pelo se irá decolorando a un tono entre blanco y gris, lo que todos conocemos como canas. No obstante, la genética, algunas patologías o incluso el estrés pueden estar detrás de teñir tu pelo de blanco.
En cuanto a la alopecia, existen varios tipos, aunque destacan dos. La más general es la androgénica, la calvicie común que afecta a un alto porcentaje de hombres, también a mujeres, y que tiene dos causas principales: el factor genético y el hormonal. Por su parte, la alopecia areata suele tener detrás un origen inmunológico, una pérdida del cabello puede generarse en todo el cuero o solo en el cuero cabelludo y para la que el injerto no es la solución.
Con canas o sin ellas, el especialista debe hacer un diagnóstico para dar con el tipo de alopecia y el desencadenante. Este siempre es el primer paso, luego toca valorar. Ni porque tu pelo sea de color es válido para hacer un injerto, ni que lo tengas canoso te descarta. Una vez se sabe que el trasplante puede hacerse, que la alopecia está estabilizada y no sigue en proceso de pérdida, hay que hacer un estudio de la zona donante para evaluar su calidad y densidad.
Dado el visto bueno por parte del cirujano capilar, lo más probable es que dependiendo de las características opte por hacer el trasplante con la técnica FUE o la FUSS. La primera, por así decirlo, va realizando el trasplante folículo a folículo, mientras que con la técnica FUSS el pelo se extrae de la zona donante mediante una fina banda de piel con cabello de entre 15 y 20 centímetros de largo por un centímetro de ancho. No obstante, y como decíamos, será el profesional el que indique el mejor proceso a seguir para recuperar el pelo, haya canas o no.