Hace tiempo que vienes fijándote: un nuevo color ha aparecido en los pelos de tu barba. Sí, es el blanco, el gris, son las canas. Tan queridas como odiadas, la falta de melatonina ha empezado a generarlas, y ahora te toca lidiar con ellas. Ya sabes, tienes dos opciones: o convives con ellas, y las cuidas correctamente, o te las quitas con un buen rasurado. Por si eres de los de la primera opción, hemos hablado con Mario Melgar, de Bearbero, para que nos cuente algunos consejos de mantenimiento de las barbas con canas (puedes verlos en el vídeo la parte superior).
Para Melgar, "la cana da personalidad, pero también depende de quien la lleve y tiene que estar rodeado de otras características. Una persona que tiene una forma de vestir atractiva, de repente eso de que tenga un porcentaje elevado de canas sí que se ve un empoderamiento y se la ve mejor. En el momento en el que empiezan a salir en una persona que proyecta ya de por sí algo sí que empodera, obviamente".
Muestra del auge que están teniendo las barbas con canas y su significado de cara a la imagen exterior que cada uno proyecta es la cantidad de famosos que, en los últimos tiempos, han aparecido de esa guisa. Mel Gibson, un clásico George Clooney, Tom Hanks, Brad Pitt o Pierce Brosnan entre otros muchos ya lucen sus pelos capilares con canas sin pasar por el tinte.
Sin embargo, aunque los resultados sean estéticamente bonitos una vez das por concluido el crecimiento de las canas, puede que los comienzos sean más duros. Según Mario Melgar, "el proceso inicial de cuando empiezan a salir no te lo esperas y es como que tienes que admitir que vas cumpliendo años. Es más lo que te transmite la cana que la cana en sí, pero cuando van ganando terreno en el pelo la gran mayoría de la gente está muy contenta".
Además, explica que al menos en los primeros estadios de los clientes "sí que damos mucha coloración de barba, no tanto de las canas en el pelo", aunque también se han dado casos dentro de la propia barbería donde se estaba tintando la barba a un cliente y el que estaba en otra silla le ha confesado a su barbero que él nunca se la teñiría porque las lucía con orgullo.