La memoria es una de las facultades que más resentida se ve con la edad. Principalmente asociado al alzhéimer -enfermedad que padecen 800.000 personas en nuestro país, según la Sociedad Española de Neurología-, dejar de recordar lugares, nombres y momentos complica la forma de relacionarse de las personas de edad avanzada. Pero, ¿y si fuera posible recuperar la memoria en la etapa de la vejez? Un estudio recientemente publicado y llevado a cabo por autores británicos parece indicar que sí sería posible.
Se trata de una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Leeds y Cambridge (Reino Unido) en la que han analizado el papel de las redes perineuronales en la neuroplasticidad y la memoria. El objeto del estudio es determinar cuán susceptible es esta facultad -la memoria- de ser regenerada a partir de la manipulación de uno de los compuestos que conforman estas redes, el sulfato de condroitina.
Para ello, intentaron esclarecer si modificando este compuesto en ratones envejecidos, se podían "aliviar los déficits de memoria" que estos presentan. Previamente, los autores del estudio confirmaron que los ratones envejecidos (de unos 20 meses) "mostraban déficits de memoria y plasticidad", con el objetivo posterior de regular los niveles del sulfato de condroitina, clave en todo el proceso, y comprobar si, finalmente, ello podía tener un impacto positivo sobre la neuroplasticidad y la memoria.
Y así fue. Las conclusiones del estudio señalan que existe "un mecanismo para la pérdida de memoria en el cerebro envejecido" y, al mismo tiempo, parecen indicar que "los tratamientos dirigidos a los PNN (redes perineuronales) tienen el potencial de mejorar los déficits de memoria asociados con el envejecimiento". Es necesario recalcar, al mismo tiempo, que se trata de una prueba realizada con ratones envejecidos, y que todavía no ha sido probada en humanos.
Sin embargo, los investigadores creen que este recálculo de los compuestos que ha ayudado a los ratones a recuperar parte de su memoria podría aplicarse de la misma forma a los humanos, en tanto que compartimos "las moléculas y estructuras en el cerebro humano" con los roedores, tal y como explica el profesor James W. Fawcett, autor principal del estudio, a la Universidad de Cambridge.
"Aunque nuestro estudio fue solo en ratones, el mismo mecanismo debería operar en humanos: las moléculas y estructuras en el cerebro humano son las mismas que las de los roedores. Esto sugiere que puede ser posible evitar que los humanos desarrollen pérdida de memoria en la vejez", destaca Fawcett, eje central de la investigación.