Kate Winslet es el tipo de belleza que los ingleses llaman 'an English Rose': formas redondeadas, sonrosadas, sanas, apacibles, abundantes… En 'Titanic' la actriz cautivaba a Leonardo di Caprio. 20 años más tarde, en la serie de HBO 'Mare of Easttown', Kate es una mujer real, con más curvas, más carácter y más determinación. Y no por ello menos atractiva y magnética. Pero los ejecutivos de la productora no le vieron la gracia a tanta naturalidad. Winslet es famosa en el mundillo por ser extremadamente tenaz cuando la ocasión lo requiere. Y esta lo requería.
Poco amiga de los filtros, en ninguna de sus acepciones, vive en Dorset, al sudoeste de Inglaterra, lejos de las imposiciones directas del star-system. Siempre ha dicho lo que piensa y se ve a sí misma, no como a una estrella-celebrity, sino como a una actriz de raza que utiliza su cuerpo a favor de sus personajes. En 'Mare of Easttown' el personaje pedía poco maquillaje y algunos kilos de más.
En este thriller criminal, Kate interpreta a Mare Sheehan, una detective que bebe cerveza y dice lo que piensa sin que su imagen le importe lo más mínimo. El suicidio de su hijo, la culpa y el dolor son las bases del carácter del personaje.
Como ya hizo en otras películas, como por ejemplo en su última cinta 'Ammonite' (2020), la actriz pulsó todas sus emociones y sus recursos físicos para dotar a la detective Sheehan de un baño de realidad. Por esta razón, cuando Craig Zobel, el director de la serie, le comunicó que eliminaría "un poco de barriga" en la escena de sexo que compartía con Guy Pearce, Winslet hizo valer todo su poderío: "¡ni te atrevas!", le dijo simple y llanamente, según ha declarado al New York Times.
La actriz se opuso igualmente al póster de la serie en el que aparecía 'libre de arrugas'. Llegó a devolverlo en dos ocasiones porque estaba demasiado retocado. La intención de los creativos era mantener su imagen de mujer deseable… sin éxito. "Me decían 'Kate, de verdad, no puedes' y yo les decía 'Chicos, sé cuántas arrugas tengo al lado de los ojos, por favor, ponedlas de nuevo".
El éxito de la serie reside precisamente en que la detective Sheehan respira verdad por sus poros. ¿Cuántas interpretaciones se han arruinado por la intromisión de los estándares de belleza? ¿Cuántas sonrisas hemos reprimido al ver a una heroína luchando por su vida perfectamente vestida, maquillada y peinada? Seguramente, Winslet conoce la sensación como espectadora. Como actriz, no podía permitírsela. Kate quería que Mare fuera una mujer ordinaria, común y corriente. Que el público la percibiera como tal para poder comprenderla e identificarse mejor con ella, independientemente de su físico o sus años.
"Espero que interpretar a Mare como una mujer de mediana edad -cumpliré 46 en octubre- sea el motivo por el que el público haya conectado con este personaje porque, claramente, no hay filtros" asegura. "Es una mujer imperfecta y en pleno funcionamiento, con un cuerpo y un rostro que se mueven de una manera que es sinónimo de su edad, su vida y de dónde viene. Creo que estamos un poco hambrientos de eso", afirma convencida.
Consciente de que no todos en la industria del cine y la televisión abogan por la naturalidad extrema y de que la edad es un handicap, la actriz tenía sus propias estrategias para poder expresarlas. Por ejemplo, dejaba en su camerino la ropa del rodaje, sin guardar. Al día siguiente, volvía a ponérsela, ajada y arrugada. Pidió que no le maquillaran las manchas ni las imperfecciones de la piel y practicó una rutina de ejercicios para dar más anchura a muslos y caderas. ¿Su objetivo? Que los espectadores no viéramos a una bella actriz moldeada por los cuidados estéticos, sino a una mujer arrasada por la vida con un objetivo desproporcionado y peligroso.
Con este planteamiento, Kate Winslet solo podía decir no: al Photoshop y a la exposición retocada de su barriga. El personaje de Mare ha salido ganando; los espectadores, también. ¿Y la actriz? Seguramente se lleva la mejor parte: la confirmación de que al buscar la naturalidad estaba haciendo lo correcto como mujer y como profesional. A tenor de las críticas y de la reacción de la audiencia, casi siempre esquiva e incapaz de digerir tanta oferta de contenidos, la interpretación de Winslet tiene el aroma de los grandes premios.