Pasada la Nochebuena y la Nochevieja ya solo queda el último asalto: la noche de los Reyes Magos. Es una de las veladas más emocionantes del año, especialmente si hay niños en casa y se respira ilusión por los cuatro costados, aunque es cierto que hay quien ya no desea tanto los regalos, sino comerse, por fin, el roscón de Reyes, el dulce tradicional de la noche y la mañana de Reyes que, con el tiempo, ha tenido infinitas versiones. El de nata o el de chocolate siguen siendo los más vendidos, pero la innovación ha hecho que nuevos sabores, cada vez más gourmets, lleguen al roscón.
Ahora bien, ¿de dónde nace la tradición de este dulce tan típico de estas fiestas? Desde que tenemos uso de razón en el relleno siempre vienen oculto un haba y una figura de rey mago. Si es lo primero, te tocará pagar el roscón, pero si es la figura serás coronado. Y pese a comértelo prácticamente cada año, que hay a quien no le gusta, su origen se remonta a muchos años, incluso siglos, atrás.
Hay teorías que dicen que el roscón de Reyes viene de la Antigua Roma, de unas fiestas paganas que se celebraban en diciembre en honor a Saturno, dios de la agricultura. Una festividad en la que se preparaba una especie de torta con frutos secos, dátiles y miel que probaba toda la población. Es más, al esclavo al que le tocaba el haba se le coronaba como ‘Rey de reyes’ con derecho a un día libre, por lo que lo del haba ha ido cambiando con el paso del tiempo.
Actualmente el roscón está ligado a la Epifanía del Señor, la manifestación de Jesús en el mundo y su revelación a los Reyes de Oriente. Pero ¿cuándo empezó esto? El historiador Julio Caro Baroja recoge en ‘El Carnaval’ que se menciona al roscón en dos testimonios del siglo XII. El primero es del reino de Navarra, cuando en 1361 se designaba Rey del Faba al niño que encontraba el haba en la masa dulce; mientras que el segundo habla de Ibn Quzman, un poeta andalusí que en un escrito describe una tradición parecida con una torta que escondía monedas de oro.
La tradición se mantuvo especialmente en Francia con Luis XV y fue su tio, Felipe V, quien lo introdujo completamente en nuestro país, . Así fue como poco a poco se fue formando una tradición que llega hasta nuestros días y que se sigue celebrando en muchas familias cuando llega el día de Reyes a la espera de ver a quién le toca el haba y quién es coronado rey.