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Cómo saber si una fruta está madura sin tener que probarla

¿Es mejor comprar fruta madura o todavía verde? La eterna cuestión que invade nuestra mente durante la visita al supermercado. Y es que ambas opciones proporcionan tanto al paladar como al organismo cualidades muy distintas. Por ejemplo, las frutas maduras están más dulces y apetitosas, ya que su contenido en fructosa se multiplica, razón por la que suelen ser la opción predilecta de los consumidores.

Sin embargo, la fruta verde o poco madura es una fuente rica en clorofila, un elemento indispensable para que los nutrientes se conserven a la perfección y beneficien la salud del individuo. Pero como todo en la vida, no existen ventajas sin inconvenientes. La fruta madura es mucho más sabrosa, pero el paso del tiempo influye notablemente en la pérdida de nutrientes debido a la oxidación. Mientras que la fruta todavía verde resulta algo más indigesta, precisamente por no haber alcanzado un nivel de maduración óptimo para algunos estómagos. Bajo esta premisa, y con el objetivo de seguir nuestros gustos y necesidades nutricionales, ¿cómo podemos identificar la fruta madura en el supermercado sin necesidad de probarla?

Son tantas las variedades de frutas que habitan en el mercado que resulta muy complicado escoger la pieza perfecta. Durante todo el día, decenas de clientes se amontonan frente a las bandejas de la fruta para tocar y oler las existencias con el propósito de descubrir su grado de maduración. Sin embargo, esta rueda de reconocimiento no consiste únicamente en palpar la pieza en cuestión y medir su blandura; otros factores como el color, la textura o la cantidad de jugo también forman parte del juego.

La piel nos va a ayudar a la hora de saber si la fruta está madura, ya que es el tejido más expuesto de la fruta y es el que indica el estado de madurez. Es sensible a la luz, así que los frutos que tienen pieles brillantes son maduros; también nos indica el grado de conservación de la fruta. La piel es distinta en cada fruta, así que es importante comprar frutas que tengan una piel tersa. Si la piel es blanda, significa que la fruta está madura, pero si la piel es dura, significa que la fruta está en pleno crecimiento.

Fruta por fruta

  • Aguacate: Elige los que tengan la piel oscura, pero firme.
  • Plátanos: Si tienen una piel amarilla con pecas color marrón claro, están maduros.
  • Melón: Sí huele dulce, tiene más rayas en su cáscara o al tocar la parte opuesta al tallo se hunde ligeramente, es el indicado.
  • Mandarinas: El color casi no cuenta, entre más fina sea su cáscara, será más jugosa.
  • Piña: Revisa su cáscara, si es uniforme, de color dorado y no tiene manchas obscuras, es buena señal.
  • Manzana: Deben tener una piel rígida y dura, que no se hunda cuando la presionas con el dedo.
  • Sandía: Dale unos golpes ligeros con tu mano, si hace un ruido seco, está perfecta.
  • Cerezas: Importa su exterior, deben ser firmes, de un color brillante, duras y de color rojo o negro vivo.
  • Kiwi: Presiona ligeramente con tu dedo, si se hunde un poco, significa que están maduros.
  • Fresas: Nunca te lleves las verdes, pues no maduran. Busca las que estén firmes y con un color más uniforme.
  • Mango: Debe tener un buen olor en la parte superior, por dónde iba unido a la planta. También puedes presionar con tu dedo y este debe quedar casi marcado.
  • Melocotón: Debe ser firme y tener un aroma delicioso.
  • Naranjas: Su cáscara debe ser fuerte, pero al mismo tiempo ceder cuando se presiona. Pasa lo mismo con limones y limas.
  • Pera: Si la parte superior es ligeramente blanda, está madura. Si está muy dura, es muy probable que no tenga buen sabor.
  • Uva: Su color no es señal de madurez, porque muchas veces alcanzan el óptimo antes de madurar. Lo mejor es presionar un grano y fijarse si está firme, señal de que la uva ya maduró. Otra opción consiste en agitar muy suavemente el racimo de uvas y mirar si cae algún grano. Si no cae ninguno, significa que está lista para comer. Además, el tallo no debe estar ni demasiado seco ni muy verde.