En el frigo, congeladas o maceradas: así puedes conservar las fresas y fresones por más tiempo
Andrea de VivarMadrid
Las fresas son una de las frutas más sabrosas.Pexels
Seguro que más de una vez has olvidado una bandeja de fresas en tu nevera y has descubierto que estaban en mal estado.
Si sigues estos consejos aprenderás a como conservar las fresas durante varios meses y preparar deliciosas recetas durante todo el año.
Estamos en temporada de fresas y fresones, así que hay que aprovechar para disfrutar de esta deliciosa fruta, ya que es ahora cuando ofrece sus mejores cualidades organolépticas, y también cuando las podemos comprar a un precio más competitivo; el resto del año sí se pueden encontrar fresones aceptables en cuanto a sabor, pero a precios excesivamente altos al estar fuera de temporada.
En plena temporada, cada semana hay ofertas como las cajas de dos kilos de fresas, a las que llegas por el aroma que desprenden y terminan de convencerte para llevarlas a casa, a pesar de ser mucha cantidad, por sus formas y deformidades, así como con su color rojo brillante.
La fresa es de las frutas más delicadas que hay. En el acarreo de la frutería a casa siempre hay alguna que se estropea, sobre todo si están en su punto. Lo mejor, como siempre con las frutas y verduras, es consumirlas cuanto antes. Pero ¿cómo conservar fresas en óptimas condiciones en el frigorífico para consumirlas en unos días?
8 pasos clave para conservar las fresas
Para empezar, hay que sacarlas de la caja, comprobar el estado de cada una de las piezas y las que veamos que están un poco tocadas, que puede pasar, separarlas de las que están completamente sanas.
No hay que lavar las fresas antes de guardarlas, se deben lavar justo antes de consumirlas. Tampoco hay que cortar el pedúnculo de las fresas antes de lavarlas.
Las fresas y los fresones se deben guardar en un recipiente que permita la circulación del aire, pero no deben estar totalmente destapadas. Son ideales las fiambreras con una rejilla en la parte inferior, o las bandejas perforadas, teniendo en cuenta que por dicha base pueda circular el aire. Si no se dispone de uno de estos recipientes, se puede utilizar una bandeja cubierta con papel de cocina para que absorba la humedad. Además, convendrá echarles un vistazo cada día, hasta que se consuman.
Nunca se deben colocar las fresas amontonadas, conviene que queden extendidas unas al lado de las otras. Si no se dispone de mucho espacio en el frigorífico, se pueden amontonar los contenedores en los que se colocan, permitiendo que circule el aire, pero éstas en una sola capa.
Siempre se deben guardar en el frigorífico, pero para consumirlas conviene que estén al menos una o dos horas a temperatura ambiente para poder apreciar todo su sabor y su aroma. Si compras las fresas por la mañana y las vas a tomar como postre, deja fuera de la nevera la cantidad que vayas a gastar, el resto prepáralo para guardarlo en la nevera como ya sabes.
En caso de que se prevea que no se van a poder consumir todas las fresas en breve, se pueden congelar, para ello, conviene lavarlas y secarlas muy bien, y retirar el pedúnculo. Se pueden congelar enteras o troceadas. Lo ideal es que se congelen en una bandeja, extendidas, y después se pueden poner en una bolsa con cierre para que ocupen menos espacio, y no se quedarán pegadas.
Otra buena forma de conservar las fresas en la nevera, sabiendo que se van a tomar como desayuno, merienda o postre, tanto solo incorporándolas en un yogur, un porridge o en una elaboración similar, es preparándoles un macerado. Los clásicos y que seguramente muchos recordaréis de la infancia, son poniendo las fresas limpias y troceadas con azúcar, con lo que después se obtiene un jugo de fresas súper goloso; con azúcar (u otro endulzante) y vinagre; o con leche y un endulzante, con el que también se puede disfrutar por un lado de las fresas y por otro de una deliciosa ‘leche de fresa’.
Las fresas que estuvieran un poco tocadas se pueden guardar del mismo modo, pero no conviene que pasen muchas horas para consumirlas. Lo ideal es proceder a lavarlas, retirar las partes dañadas y el pedúnculo y a continuación hacer una receta, desde una macedonia a una ensalada de espinacas con fresas (por ejemplo), o una mermelada rápida para acompañar el yogur. También se pueden saltear en una sartén con unas gotas de aove, añadir pimienta y sal y servir como guarnición.