Curado, fresco, cremoso, tierno, azul, de oveja, emmental… La lista es infinita. Si hay un producto que se caracteriza por su variedad tanto en la forma como en el gusto ese es el queso. Podemos degustarlo a palo seco o mezclarlo con la pasta, la carne o en una ensalada. Es, sin duda, el rey de los lácteos. Sin embargo, cuando toca ponerse a dieta, es el primero del que prescindimos.
¿Es justo eliminarlo cuando nos hemos propuesto adelgazar? Hay quesos que contienen más grasas que otros. Si abusamos de los primeros, las consecuencias serán unos cuantos kilos de más. Además, tienen una elevada cantidad de sal, que no es recomendable para personas hipertensas o con problemas cardiovasculares. Para saber cuál te conviene o cuál no, puedes ver en el vídeo los que más engordan y los que menos.
Como ya sabemos, el queso es rico en grasas y proteínas. Su aporte calórico depende de varios factores, como el animal de dónde proviene la leche, si se ha elaborado con leche entera o de vaca o su nivel de curación.