En España, podemos disfrutar de una amplia variedad de vinos. De hecho, se calcula que en nuestro país hay 96 Denominaciones de Origen, una cifra que pone de manifiesto la importancia de nuestro sector vinícola.
Según apuntan desde la Federación Española de Vino, en nuestro país hay aproximadamente unas 4.133 bodegas, de las que más de 3.000 son exportadoras, y más de 941.000 hectáreas de vino. Nuestro vino se vende, a nivel internacional, en más de 190 países y, de media, cada año se producen en torno 40 y 42 millones de hectolitros, lo que nos convierte en el tercer productor mundial de vino, solo por detrás de Francia e Italia.
De entre la amplia variedad de bodegas que operan en nuestro país, sin embargo, solo una puede contar con el honor de haber introducido su producto en el Vaticano. Y no para ser servido como “sangre de Cristo” en las misas, sino para ser consumido por Su Santidad.
Hablamos de Heras Cordón, una bodega ubicada en el corazón de Fuenmayor (La Rioja), que comenzó a elaborar sus vinos tintos de Rioja en el siglo XIX y que desde 2001 sigue sirviendo a la Santa Sede.
Este idilio comenzó, según apuntan desde Fuera de Serie, con la periodista Paloma Gómez Borrero, que entonces trabajaba como corresponsal de RTVE en Roma y El Vaticano. Borrero, que mantenía una relación cercana con el papá Juan Pablo II, fue quien le abrió las puertas de la Santa Sede a los proveedores españoles y quien introdujo a Benigno Polo, el presidente de la Academia de Vino de Castilla y León, en este circuito vinícola.
Polo, que se convirtió en el responsable de elegir los vinos que entraban en la cava del Vaticano, decidió llevar el Rioja de Heras Cordón ante Su Santidad, y con gran resultado, ya que Juan Pablo II no dudó en convertirlo en uno de los proveedores oficiales de su Santa Sede, un honor del que no muchos pueden presumir.
Este reconocimiento se mantuvo durante el papado de Benedicto XVI y sigue vigente ahora, con Francisco I, que lo refrendó. En total, ya son tres papas los que han avalado al Rioja de Heras Cordón, que anualmente lleva alrededor de 2.000 botellas a su Santa Sede.
Aunque la cifra puede ser escasa si se compara con las exportaciones que anualmente realizan a otros países, y que, según los datos de la propia compañía, se cifran en 700.000, el privilegio de ser el único Rioja en el Vaticano ha aumentado su prestigio y ayudado en su expansión internacional fuera de Europa, donde la compañía ya trabaja con países como Corea del Sur, Malasia o Filipinas, entre muchos otros.
El Rioja que se consume en la Santa Sede, eso sí, cuenta con un etiquetado especial. Tal y como recogen Fuera de Serie, en estas botellas aparece el nombre del papa para quien se embotella el vino, su escudo de armas y la leyenda Misericordias ‘Domini in aeternum cantabo’ (Cantaré eternamente las misericordias del Señor), una cita extraída del Salmo 88 de la Biblia. Además, estas botellas tienen prohibida su venta, por lo que solo pueden verse en el Vaticano. Eso sí: el vino es el mismo que el comercializan al público en general, así que, si te apetece probarlo, ni lo dudes: hazte con una botella.