Olivia Valère, uno de los rostros más importantes de la noche de Marbella, ha fallecido en París a los 75 años a consecuencia del cáncer de estómago que padecía desde hace un año. La enfermedad de la empresaria francesa se agravó en las últimas semanas y fue trasladada a un hospital de la capital gala, hasta donde se desplazaron sus tres hijos, Arnaud, Karen y Xavier. Valère será enterrada en la ciudad malagueña, donde vivió durante los últimos 40 años y tenía un local.
Tras estudiar Literatura en la capital francesa, fue una de las primeras mujeres en hacerse un nombre en el ámbito del ocio nocturno al abrir el primer club en París en la década de los 80, una época y un sector dominado por hombres. Acompañada de su gran amiga, la cantante Kimera, se decidió a abrir otro local en Marbella que funcionara durante la época estival. Nacía así la mítica discoteca Olivia Valère, que se convirtió en el templo de la jet set, y donde se dieron cita los rostros más famosos de la época, desde Elizabeth Taylor a Sean Connery, pasando por Prince, Julio Iglesias, Naomi Campbell o diversos miembros de la monarquía europeos y árabes.
Olivia se denominaba a sí misma una “pequeñita hormiga” que llenó de glamour Marbella y que se ganó a pulso el sobrenombre de "reina de la noche" de la ciudad andaluza. "Fue el príncipe Alfonso de Hohenlohe el que consiguió que a Marbella vinieran los grandes del cine, como Elizabeth Taylor y George Hamilton, o ricos empresarios árabes como Adnan Khashoggi, que organizaba fiestas y cenas fastuosas. Hoy en día, la gente no tiene tiempo de disfrutar como se disfrutaba entonces", recordaba Olivia sobre aquellos años en una entrevista en 'Vanitatis'.
"Ahora vienen solo si las contratas para su imagen y por dinero, pero nada más. Además, las pagas carísimo y es muy complicado. Fíjate con Paris Hilton, que la traje a mi discoteca. Llegó, cobró e hizo lo mínimo. Además, no cumplió lo fijado en contrato", contaba Olivia con un cierto aire de nostalgia por los veranos marbellís de los ochenta.
Durante cuatro décadas supo adaptarse y siempre fue un referente de la fiesta y el glamour de la ciudad malagueña, aunque en los últimos años fueron sus hijos Arnaud, Karen y Xavier quienes tomaron las riendas de su discoteca y administraban el exitoso negocio que había fundado la carismática empresaria. En varias ocasiones confesó que una de sus profesiones frustradas era la de arista, tanto de actriz como de cantante. De ahí que sientiera cierta predilección por los programas de televisión como Ven a cenar conmigo: Gorumet edition.
En lo personal, Olivia tenía una gran familia fruto de sus dos matrimonios, los dos hombres de su vida con los que convivía. Albert, su primer marido y padre de sus dos hijos mayores, y Philippe, un prestigioso abogado con el que llevaba casada casi 50 años y con el que tenía un hijo. Arnaud era su mano derecha en los negocios y Karen y Xavier la convirtieron en una orgullosa abuela.
En su tiempo libre la francesa disfrutaba del ocio y la literatura. Dentro de esta última afición sentía predilección por la poesía, llegando a atreverse incluso a crear sus propias obras. Con su muerte, las noches estivales de Marbella no volverán a ser lo mismo.