¡Cosas de la edad! Cada pelo que desaparece de la cabeza parece empeñarse en asomar por la nariz, las orejas o amotinarse sobre las cejas. ¿Cómo manejar la situación? Jorge de Sancho, estilista valenciano, está habituado a responder a esta pregunta que le hacen los clientes, a veces a la desesperada. Los pelillos inoportunos, curiosamente más largos, grueso, duros y oscuros que el resto, tienen fácil remedio si se les presta una mínima atención. La calvicie es un asunto mayor.
De Sancho observa cada día que el pelo es uno de los mayores quebraderos masculinos desde que amenaza con ausentarse. Aunque esto puede ocurrir a cualquier edad, a los 35 años el 66% de los hombres ha perdido una buena cantidad de pelo y a partir de los 50 no se libra casi nadie. A esta edad, el 90% de las cabelleras no son ni su sombra. La causa suele ser genética u hormonal, aunque hay otros muchos desencadenantes, como determinados fármacos, un período de estrés o una enfermedad dermatológica. Para adivinar el patrón que seguirá su calvicie, a veces basta con mirar la del padre o abuelo.
El motivo es lo de menos cuando un cliente llama a su centro. "Lo que de verdad desea -dice- es el corte de cabello que más le va a favorecer a medida que vaya quedándose sin pelo. Quiere disimularlo, pero sin dejar de lado su propio estilo". Han llegado a él hombres que, frustrados, se han dejado crecer el pelo para tapar las calvas con muy poco acierto. "El error principal de la caída es tratar de disimularla dejándonos el cabello largo. Cuanto más corto, mejor", aclara. Consuela saber que al menos va quedando extinta la costumbre de enlazar el poco pelo que queda en el centro a base de estirar el que se tiene en los extremos, seña de identidad durante décadas de algún periodista y de algún político.
El santo grial para los hombres mayores de 50 y también para sus peluqueros es disimular la pérdida sin recurrir a peinados exóticos, precipitarse con los implantes o arruinarse en tratamientos costosísimos es el santo grial para los hombres mayores de 50 y sus peluqueros. Lo primero es fijarse bien en qué zonas hay ausencia de pelo. El corte y el peinado van a cambiar dependiendo si es en las sienes, en la parte superior, en la coronilla o a lo largo y ancho del cuerpo cabelludo.
Es verdad que raparse el pelo es una decisión frecuente y a veces acertada, "pero antes hay otras soluciones", advierte De Sancho. Aconseja ponerse en manos de un profesional para que sugiera ese corte de pelo que le va a favorecer según sus facciones, estilo o forma de la cabeza. Lo peor, en cualquier caso, es ignorar la caída, puesto que siempre se puede intentar frenar -con ampollas de aminexil, por ejemplo- o mejorar la calidad del cabello con productos que aportan densidad y un aspecto más saludable.
Por las manos de De Sancho han pasado numerosas cabezas conocidas. A Nicolas Cage, por ejemplo, le conoció en 2018, durante el Festival de Cine de Sitges, al que acudió para presentar 'Mandy' y recibir el Gran Premio Honorífico. "Le atendí durante todo el fin de semana. Llevaba extensiones de cabello y, aparte de esto, su representante me pidió que le aplicase unos polvos de color que disimulan los claros que él tiene y dan aspecto de mayor densidad".
Otro de sus clientes ha sido Rafa Nadal durante la Copa Davis en Valencia. "Su cabello es muy fino por efecto de tantas horas de sol". Igual que en caso de Cage, encontró remedio a cualquier problema.
De Sancho nos ofrece algunos consejos que resultan infalibles para disimular sin que nadie advierta que se está tratando de esconder algo:
Una cabeza rapada o calva despierta sensación de poderío, inteligencia y atractivo. Son varias las investigaciones que han llegado a esta misma conclusión, por lo que la idea debería convencer a quien la padece y servir para aumentar el amor propio, en lugar de convertirlo en motivo común de falta de autoestima, ansiedad y, a veces, depresión. Aceptar su encanto ahorraría muchas penas y tratamientos que no revierten la situación. Nos vienen a la cabeza muchos nombres de calvos guapos. Desde John Travolta, que se tomó su tiempo hasta rendirse a la falta de pelo, a Zinedine Zidane, cuyas facciones salen favorecidas.