Acaban de cumplir 50 años pero ni uno solo de los muñecos de Playmobil deja entrever el paso del tiempo en su rostro. Millones de niños y no tan niños han jugado y juegan a ser piratas, indios, astronautas o banqueros con ellos. Ahora, con el auge de videoconsolas, tabletas, móviles y ordenadores, han pasado a un segundo plano y lo están notando. Los Playmobil están sufriendo su particular crisis de los 50.
La compañía que durante cinco décadas ha fabricado esos muñecos de plástico articulados con los que se ha dado vida a mil y un personajes fue fundada en 1974, si bien su creador, Hans Beck, mostró su primera pieza un año antes. Habían nacido los Playmobil.
Ahora, en 2023, la juguetera alemana Horst Brandstatler, que posee sus derechos y es, por tanto, responsable de todo lo que sucede con ellos, ha tenido que tomar la decisión de despedir a un 17% de su plantilla, dejando así a casi 700 personas sin puesto de trabajo y a miles de coleccionistas pendientes de qué va a suceder con sus ‘clicks’.
Los que más saben de Playmobil en España no dudan de que tenemos muñecos para rato. Así lo asegura, al menos, Dionisio, un coleccionista de 54 años que forma parte de Aesclick (Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil): “No tenemos miedo a que Playmobil desaparezca. Ellos no están perdiendo dinero sino que no están ganando todo lo que pensaban que iban a ganar. En los últimos cinco años se han dado cuenta de que cada vez venden menos en vez de ir para arriba, pero no vemos un riesgo de que esto se acabe porque tienen la suficiente calidad para seguir vivos en el mercado. Lo que está claro es que no van a vender lo que vendían antaño”.
Además, Dionisio asegura que “los Playmobil son juguetes tan buenos que pueden pasar de padres a hijos y están como nuevos. Son intergeneracionales y vamos a tener Playmobil para rato. No tienen edad, son atemporales, y eso juega a su favor”.
En la misma línea está Francisco, otro coleccionista de Aesclick, que además apunta posibles causas de la crisis: “Las generaciones de hoy en día se sienten más atraídas por las pantallas. Los coleccionistas de ahora no teníamos esos juguetes y jugamos como niños hasta los 16 años con los Playmobil. El principal motivo de la crisis de la compañía pasa por el cambio de gustos de los niños a la hora de jugar. Todo ha cambiado respecto a los 70 y 80. Además, hace unos años falleció el fundador y la nueva gerencia ha apostado por otra dinámica, ampliando catálogos, y yo creo que no han acertado. Les falta constancia con las temáticas, son demasiado variadas”.
El precio, obviamente, es otro impedimento a la hora de hacerse con estos muñecos. La subida en los últimos años no ha pasado desapercibida para nadie. “Están manejando unos márgenes demasiado altos. Hay referencias en las novedades del catálogo de este año que, a los pocos meses, tienen bajadas de un 50 ó 60%. Además, los precios han subido mucho porque los Playmobil están hechos de plástico, que en el fondo es petróleo, una materia prima muy cara”, nos explica Francisco.
La juguetera tampoco ha dado en el clavo con apuestas más disruptivas: “La nueva gerencia de Playmobil ha tratado de dar pasos para revertir la crisis como, por ejemplo, la película, pero no engancharon ni a las viejas generaciones ni a las nuevas. También están apostando por franquicias retro como Cazafantas, El coche fantástico o El equipo A, que entiendo que será más barato que apostar por Star Wars o Marvel, como está haciendo Lego, pero no sé si es acertado”, nos comenta Francisco.
Entre Dionisio y Francisco acumulan cerca de 10.000 Playmobil. El primero se enganchó a raíz del nacimiento de su hijo y ahora ha creado su propio ejército árabe, adora las temáticas relacionadas con la naturaleza y tiene alquilada una entreplanta para guardar su colección y a modo de taller. Calcula que acumula más de 6.000 piezas. El segundo, cuya pasión son las temáticas napoleónicas, contabiliza alrededor de 3.000, ya que, tal y como él mismo reconoce, “no caben muchos más en casa”.
Ambos forman parte de Aesclick, una asociación de coleccionistas que pone su pasión al servicio de los niños. “Hay varias asociaciones a nivel nacional de coleccionistas de Playmobil pero Aesclick es la única que destina sus beneficios íntegros a comprar juguetes para niños que están en hospitales o en riesgo de exclusión. La Navidad es nuestra época más alta, en la que recibimos solicitudes de muchas ONGs para ayudarles a hacer llegar juguetes a niños con necesidades”, nos explican.
¿Y cómo consiguen recaudar fondos? Montando exposiciones en cualquier rincón donde se lo soliciten. Desde el Aeropuerto de Madrid-Barajas hasta la casa de cultura del pueblo más pequeño. En esos eventos suelen exhibir más de 30.000 muñecos con su correspondiente entorno fabricado por ellos mismos. Pero, una de ellas, destacó por encima de las demás y les sirvió para batir el récord Guinness. Fue en Barbastro (Huesca) y la exposición contó con 68.808 piezas distribuidas en 17 dioramas.
Y al terminar, ¿qué?: “En una exposición cada coleccionista sabe perfectamente cuáles son sus piezas. Da igual cuántas haya. Y si hay alguna duda, hay trucos como hacer marcas a los muñecos en zonas que no se ven, como dentro de la cabeza”, asegura Francisco, que recuerda todas y cada una de sus piezas. La primera que tuvo fue “un indio” y ya ha comprado también las primeras a su hijo: “Son de la serie 1,2,3, que son para niños hasta tres años, con un único molde y sin piezas para que no haya riesgos”.
Ni Francisco ni Dionisio tienen la menor idea de cuánto dinero han podido gastar en sus colecciones y prefieren ‘medirlo’ en tiempo. “Le he dedicado muchísimas horas, eso lo tengo claro. Es una pasión en la que inviertes tiempo todos los días”, apunta Dionisio.
Ninguno de los dos ve lógico hacer “barbaridades” por conseguir un determinado muñeco: “Hay ciertas referencias que se han revalorizado con el paso del tiempo. El barco pirata, que en su momento costaba 4.000 pesetas, ahora se pueden pagar más de 100 euros. También hay algún tren del oeste por el que se pueden pagar más de 1.000 euros. Con las nuevas referencias hay mucha especulación y la gente las compra para venderlas”.