Hay cosas de nuestro hogar que no nos planteamos cambiar. No son como la ropa, que aunque de una temporada a otra reutilizas muchas prendas, tus alfombras, cortinas, sábanas o toallas no se cambian con tanta facilidad más allá de darles un buen limpión o lavado cuando toca, a no ser que estés buscando una renovación. Por ejemplo, tus sábanas y toallas, a no ser que tengan algún desperfecto claro o se hayan roto, no se van a la basura, sino que las sigues usando lavado tras lavado. Pero ¿hasta cuándo hay que hacerlo?
Unas sábanas o una toalla, por mucho que parezca que están en buen estado, ya no deberían seguir siendo usadas cuando pasa un determinado tiempo, o eso al menos es lo que han descubierto haciendo una investigación en el New York Post basándose en el tiempo que siguen siendo útiles, además de higiénico, su uso.
En cuanto a las sábanas, cada noche entramos en contacto con ellas y pasamos varias horas entre ellas, lo que hace que prácticamente tengamos que lavarlas semanalmente para mantenerlas bien limpias y que nuestro descanso sea reconfortante. Ahora bien, hay que saber cuando ya no dan más de sí y es mejor tirarlas que seguir durmiendo sobre ellas, por mucho que nos gusten.
En estos casos hay que tener en cuenta que las sábanas se lavan con una gran regularidad, lo que provoca que por muy buena calidad que tengan, se vayan desgastando. A partir de ahí y dependiendo de la calidad de la tela, unas sábanas pueden tener una vida útil de entre dos y cinco años de media.
Luego están los edredones, que duran mucho más tiempo, pues de media pueden llegar a durar en buen estado entre siete y diez años. No obstante, se trata de cifras aproximadas, ya que hay que fijarse bien en si salen manchas, pierde color, la tela no tiene el mismo grosor o elasticidad… Todos esos aspectos son indicadores de que hay que cambiarlas o, por el contrario, puedes seguir durmiendo sobre ellas.
Por otro lado están las toallas, fundamentales en nuestro día a día para secarnos las manos tras lavarlas, al salir de la ducha, o para el pelo, por lo que deben lavarse, al igual que las sábanas, con una gran regularidad.
En su caso pasa algo similar a la ropa de cama, pues va a depender de la frecuencia de uso y de su calidad, pero en general pueden tener una vida útil de alrededor de dos a cinco años de media, aunque hay que estar pendiente a su desgaste y, sobre todo, al olor a humedad, que nos indicará que va siendo hora de hacer un cambio de toallas en casa.