Las vacaciones están a la vuelta de la esquina para muchos de nosotros. Días en los que dejamos atrás los trabajos, el ordenador, los madrugones y también las plantas en casa. Suelen ser las eternas olvidadas y muchas de ellas mueren en el intento de sobrevivir a los calores propios de estas fechas. ¿Quién no ha abierto la puerta de casa y se ha encontrado con las plantas muertas o medio muertas?
Si se trata de una escapada corta de solo un par de días, con regarlas con bastante agua antes de irte y hacer lo mismo al llegar puede que sea suficiente para que luzcan como siempre. No obstante, es bueno también dejarlas a la sombra y sin que les del sol directamente para evitar que acumulen Carlos. Pero si se trata de unas vacaciones en toda regla de esas de unos 15 días y no puedes dejar la planta con un vecino, coge papel y lápiz pues estos son algunos trucos.
Al igual que preparamos la maleta para disfrutar de las vacaciones hay que prestar algo de atención a nuestras plantas antes de la partida. Es recomendable quitar hojas muertas, ramas dañadas, flores secas…De esta manera las plantas estarán saneadas y preparadas para absorber toda el agua posible. Además, hay que regar bien todas las macetas, asegurándote que queda agua en el plato y que no la hay en aquellas que no pueden soportar el agua estancada. Cuando por fin cierres la puerta de casa, no te olvides de dejar la persiana medio bajada para que, entre un poco de luz, colocándolas plantas lo más cerca posible de la zona por donde entra la luz.
La primera opción que siempre hay que tener en mente es encomendar la tarea de regarlas a algún familiar, conocido o vecino, para asegurarnos que no perdemos ninguna planta por el camino.
En el caso de que no podamos recurrir a nadie para que cuide nuestras plantas, hay otras opciones como el riego por goteo. Es el sistema más utilizado para regar las plantas cuando no vas a estar en casa durante muchos días e incluso cuando estamos en casa. Para ello hay que hacerse con un kit que podemos encontrar en los centros de jardinería, instalarlo en la boca del grifo y asegurarnos que tenga pila, pues sin ella, las plantas no recibirán ni una gota de agua.
También se puede hacer un riego por goteo casero utilizando una botella invertida para hacer el riego por goteo. Lo primero que debes hacer es llenar la botella de agua y hacer una ranura al tapón. Una vez lo tengas, entierra la botella boca abajo en la maceta. Ten en cuenta, que la tierra recibirá bastante agua, por lo que no es aconsejable hacer este tipo de riegos para plantas vulnerables al exceso de humedad.
El agua gelificada es otro de los sistemas que tienen muchos adeptos y funciona de maravilla. Es un tipo de hidrogel compuesto de agua y nutrientes que permite regar las plantas poco a poco. Conforme la tierra se va quedando seca, el hidrogel va liberando agua de forma progresiva.
Es la solución perfecta para plantas que no necesitan mucha agua. Las bombillas de riego suelen ser de cristal templado y tienen una parte redondeada donde se va acumulando el agua. Gracias al tubo, van liberando agua poco a poco, según la necesidad que tenga la planta. Funciona igual que las botellas de plástico, pero más estéticas.
Estas macetas cuentan con un depósito que va soltando el agua según las necesidades de las plantas. Es cierto que no es la opción más económica, pero sí la más efectiva si vas a estar bastantes días de vacaciones. Estas macetas son seguras, decorativas y permiten que el riego se realiza de forma efectiva.
Se trata una de las técnicas de riego automático más empleadas durante las vacaciones. Tan solo con un cordón, un recipiente para colocar el agua y las propias plantas, es más que suficiente para este tipo de riego. Hay que colocar el recipiente con agua cerca de las plantas para, meter un extremo del cordón en la maceta de las plantas, en contacto con la tierra, y el otro extremo en el recipiente con el agua ubicando el cordón al final del recipiente para aprovechar toda el agua.
Es un sistema muy parecido al anterior, sustituyendo el cordón, por un tubo de goma o manguera bien colocado, de tal forma que el recipiente de agua esté en una altura superior al de la maceta, creando una especie de arco a través del que fluya el agua.