La longevidad, más que una meta o una forma de vivir más y mejor, se ha convertido en los últimos años en un gran negocio. Y ahí están los multimillonarios que han dedicado los últimos tiempos a revertir su edad biológica. Lo ha hecho Bryan Johnson, Dave Pascoe o ahora se ha hecho popular el caso de Liz Parrish, que en 2015 comenzó a someterse a una terapia genética con la que ha rejuvenecido varias décadas.
Entonces ella tenía 44 años, pero su edad biológica era de 62. En solo un año logró con el tratamiento al que se sometió en Colombia llegar a tener una edad biológica igual a su edad cronológica, la real. Con el paso de los años siguió reduciéndola hasta el punto de actualmente, tiene 53 años, su edad biológica es de 21 años, pero su objetivo final es alcanzar los 18.
A lo largo de estos años algunos estudios han apoyado parte de su método, pero otra ha cuestionado estas terapias, que complementa con dieta (es vegetariana desde hace 30 años) y deporte adaptado a sus circunstancias. Ella es la paciente cero de su propio experimento que se ha desarrollado por la compañía biotecnológica (BioViva Science) que ella dirige y que surgió después de que a uno de sus hijos le diagnosticasen diabetes de tipo 1 en 2013.
Pese a ser una terapia presentada en el Foro Mundial de la Longevidad, aún no ha sido avalada por ningún organismo científico como sí lo han sido otras. Pese al escepticismo científico sobre su método, Parrish explica en una reciente entrevista con El Mundo que en 2015 tomó telomerasa y folistatina, iniciando su proceso de rejuvenecimiento.
“Los telómeros son capas protectoras en los extremos de los cromosomas que evitan el deterioro y la fusión con otros cromosomas. Se acortan con cada división celular, contribuyendo al envejecimiento y la terapia genética puede administrar telomerasa a las células para mantener su longitud. La folistatina provocó un aumento de la masa muscular y una reducción de la grasa. Cinco años después, tomé unas enzimas (klotho) que mejoran las funciones cerebrales y renales y la salud cardiovascular”, explica.
En total, se ha sometido a cuatro terapias genéticas y en la entrevista mencionada sostiene que “todavía no podemos revertir todo el envejecimiento”, solo la tasa de acortamiento de los telómeros en determinadas células del organismo. Su intención, destaca, es que con el tiempo su terapia genética no supere los 2.500 euros y cada dosis pueda durar entre los cinco y los diez años.