La plancha es uno de esos electrodomésticos de los que te arrepientes de no haberle prestado más atención cuando en mitad del planchado de tu mejor camisa la suela estropea el tejido. En ese momento te fijas en ella y te das cuenta de que está quemada, tiene manchas y muchos de los agujeritos por los que debería salir el vapor están obstruidos. En Uppers vamos a enseñarte cómo limpiar la plancha para que quede como nueva; mantenerla en perfecto estado evita que se dañen las prendas durante el planchado.
Los fabricantes recomiendan realizar una limpieza en profundidad de cualquier plancha cada dos meses aproximadamente, un tiempo que se puede alargar si no se utiliza con asiduidad. Este mantenimiento alarga la vida útil del electrodoméstico y asegura una mayor efectividad de su funcionamiento. También recomiendan utilizar agua de planchado cuando en la zona la del grifo es dura o muy dura, lo que quiere decir que contiene demasiada cal, una situación que se da sobre todo en el litoral mediterráneo. Otro consejo es guardar la plancha con el depósito vacío por lo que siempre hay que desechar el agua sobrante al terminar de planchar. El peor enemigo de la plancha es el mismo agua que requiere y los residuos que deja.
En caso de no llevar a cabo ese mantenimiento recomendado, en los circuitos interiores de la plancha y en los agujeros de salida del vapor se van acumulando estos residuos del agua y la cal hasta que incluso quedan obstruidos por completo. Además, durante el uso esa suciedad interior se va desprendiendo lo que deja restos en la ropa y puede provocar arañazos, rasgaduras y hasta quemaduras en los tejidos. Incluso los textiles más delicados como la seda o la lana pueden llegar a quedar inservibles.
Antes de enumerar los distintos trucos para dejar la plancha como nueva por dentro y por fuera es importante tener en cuenta que nunca se deben utilizar limpiadores abrasivos o estropajos de metal. También hay que olvidarse de la tentación de introducir un punzón, un pincho o una aguja dentro de los agujeros de salida del vapor para eliminar la suciedad y los restos que se ven a simple vista. En primer lugar hay que eliminar los residuos y la cal que el agua deja en el circuito y en las salidas de vapor, después es necesario limpiar la suela y, por último, el cuerpo del electrodoméstico.
Casi todas las planchas incorporan un programa (Cal Clean) que ayuda a eliminar todas las impurezas que se van quedando adheridas a las paredes interiores del circuito. Este proceso se debe realizar cada dos meses aproximadamente y es muy sencillo. Se necesitan 100 mililitros de vinagre blanco de limpieza o en su defecto de vinagre de manzana que se tienen que disolver en la misma cantidad de agua para llenar el depósito de la plancha con la mezcla. Se enchufa la plancha y se acciona el programa Cal Clean.
Si el electrodoméstico no lo incorpora hay que colocar tanto la temperatura como la posición de la salida de vapor a la máxima potencia. Una vez está caliente se coge la plancha por el mango y se sacude suavemente. Después se presiona el botón de salida de vapor tantas veces como sean necesarias hasta que se vacíe por completo el depósito con la mezcla de agua y vinagre. A golpes de vapor va saliendo toda la suciedad acumulada e incrustada en el interior por los agujeritos de la suela. Conviene realizar esta operación sobre la pila de la cocina para evitar quemaduras. Ya vacío el depósito se puede desenchufar la plancha.
En la suela de la plancha suele haber manchas y hasta restos negros de quemaduras. Además, el descalcificado de los circuitos también la afea aún más. Hay varios trucos para limpiar la suela: con vinagre blanco de limpieza, con bicarbonato y con sal gruesa. Como aviso importante, la suela siempre se debe limpiar con la plancha apagada y desenchufada.
Para limpiar la suela con vinagre se debe templar el líquido y empapar con él una esponja o un estropajo que no raye (el azul o el dorado de níquel). En este caso, con la plancha apagada, se frota la superficie hasta que se eliminen las manchas y se retiran los restos con un trapo limpio y seco.
Si las manchas se resisten se puede preparar una pasta con una cucharada de bicarbonato y dos cucharadas de vinagre y aplicarla con una esponja. Después se termina de limpiar con un paño seco. Hay que tener mucho cuidado de que la pasta no se introduzca dentro de los agujeros de la suela.
La sal gruesa también limpia la superficie de la suela de la plancha y además ayuda a pulirla. Se vierten unos puñados de sal en el muletón de la tabla de planchar, que debe estar seco, hasta conseguir una cama de sal. Con el aparato encendido se pasa la suela despacio por esta cama de sal hacia delante y hacia atrás tantas veces como sea necesario hasta que la superficie metálica quede limpia. Por último se apaga la plancha y una vez se enfríe se eliminan los restos que hayan quedado con un trapo limpio y húmedo. Antes de quitar la sal del muletón hay que esperar a que se enfríe por completo para evitar quemaduras.
Una vez impecables el interior y el exterior, con la plancha en frío se puede pasar un trapo húmedo por todo el electrodoméstico hasta dejarlo libre de suciedad y restos de cal ya que también se suelen adherir a la rueda de la temperatura o meterse por cualquier recoveco.