Cuando entran en su piso de divorciado, los ligues de Tinder de Juan Luis, farmacéutico de 51 años, suelen decir que es "muy cuco". Cuando se mudó a él, hace seis meses, se enfrentó por primera vez en solitario al reto de crear un hogar. Como muchos en su situación, andaba escaso de pasta. En un primer momento, se conformó con cuatro muebles básicos de Ikea; al poco tiempo, se dio cuenta de que ese espacio iba a ser en adelante su refugio, y no solo debía ser funcional, sino una prolongación de su personalidad. Optó por combinar objetos baratos con detalles cuidados que reflejaban sus gustos y aficiones.
"En vez de cama —explica— compré un somier y un colchón, muy baratos. Y a modo de cabecero, colgué en la pared un cuadro de gran tamaño que yo había pintado hace mil años". La decisión ilustra muy bien el concepto: sin grandes dispendios, Juan Luis se las ingenió para dotar su estudio de soltero de la calidez que aporta un estilo propio. Compensó las asépticas sillas de comedor de 55 euros (las cuatro) con una mesilla de noche de aire oriental que plasma su pasión por los viajes y las culturas lejanas. "Todo, en colores claros", añade. "Además, el piso es muy luminoso; esa luz me da la vida, y me convence de que el cambio ha sido a mejor".
Crear hogar después de un varapalo emocional como un divorcio es importante. "Nuestro cerebro reacciona y genera sustancias químicas asociadas a lo que tiene alrededor —explica Juan G. Castilla, psicólogo clínico experto en Inteligencia Emocional y Psicología Positiva—, y la vivienda es una parte muy importante porque en ella pasamos mucho tiempo…, y cuanto más agradable sea ese entorno, mejor podrás superar la situación. Es una forma de cuidarnos y querernos a nosotros mismos, rodeándonos de elementos decorativos, colores, muebles, etc., que sean funcionales y atractivos para nuestros ojos y nuestra mente".
Porque, obviamente, no es lo mismo estrenar casa por gusto, porque hemos encontrado otra mejor y más bonita, que hacerlo porque no queda más remedio, como consecuencia añadida de una separación matrimonial. Puede que no aguantásemos a nuestra pareja pero gozásemos de la comodidad de la que era nuestra vivienda. El divorcio nos aboca a encarar un nuevo paisaje vital, y el traslado de domicilio, que no entraba en los planes, supone transformar forzosamente algo muy íntimo. Es casi como si nos cambiasen de cara o nos quedásemos calvos de repente: debemos adaptarnos a esa profunda alteración.
Lo cual constituye un reto. De lo que se trata es de salir airosos del trance, dándole la vuelta y viendo lo que de positivo nos puede aportar. "Casi todos los comienzos o cambios en la vida son difíciles y complicados —dice Juan G. Castilla—, y el de un nuevo hogar no es una excepción, ya que además está asociada a un divorcio, donde normalmente hay daños colaterales emocionales e incluso económicos. El mayor reto es encontrar esa casa en la que encaje con esa nueva situación vital, y adaptarse a una situación diferente, porque antes se tenía una vida compartida en el que las funciones y tareas del hogar se repartían y ahora, recaen todas en una misma persona. Y la gran oportunidad de organizar ese nuevo hogar de la manera que más le guste a uno, para poder disfrutar y sentirse como en casa".
Eso es fácil decirlo, pero… ¿cómo se hace con poco dinero? "Es importante que en la mayor brevedad posible hagamos que el espacio que habitamos conecte con nosotros de nuevo", indica Verónica Delgado, interiorista y directora del estudio Cloud Espacios. "Rodearnos de cosas que nos motiven, desde la taza en la que tomar café por las mañanas hasta las sábanas en las que vamos a dormir por las noches, es de suma importancia. Deberíamos obligarnos a poco a poco ir introduciendo en nuestra nueva casa accesorios que sean de primera necesidad en el día a día con los que nos identifiquemos. Este puede ser un buen comienzo".
Una de las claves que apunta esta interiorista es evitar el comprar por comprar. Es decir: quizá pensemos que unas plantas pueden hacer de nuestro espacio un lugar más agradable, pero si no son lo nuestro, es mejor destinar el dinero a otros artículos. "Si nos da por comprar plantas porque lo vemos en todas las casas de Pinterest y a nosotros no se nos da muy bien cuidarlas, como es mi caso, si se mueren puede ser frustrante. Lo mejor es llevar una línea de color dependiendo la estación o de las texturas que nos gusten. A partir de aquí tenemos un amplio abanico de posibilidades. Si no sabemos cuál es nuestro estilo, ya tenemos algo en lo que estar entretenidos: descubrir todo aquello que nos haga sentir bien", explica.
El papel de los colores es fundamental para dos cosas: vincular el espacio a nuestra personalidad y llenarnos de optimismo en esas horas bajas. Para lo primero, Verónica Delgado recomienda buscar la luminosidad. "Pintad las paredes de algún color claro que os aporte mucha luz y cambiar las cortinas con la misma premisa. Dejad que entre en vuestra casa la luz, que podáis verlo todo en paz sin que nada que no vaya con vosotros os perturbe", propone.
Para lo segundo, esta es la paleta óptima para el psicólogo Juan G. Castilla: "El verde representa la juventud, la esperanza y la nueva vida, y si es un color verde suave te invita a la relajación y al bienestar. Sería el más adecuado para situaciones de separación, duelo o depresión, ya que se asocia a regeneración y cambio. El color blanco representa lo puro e inocente, así como la limpieza, la paz y la virtud, y simboliza el inicio o voluntad por empezar algo nuevo. El gris se asocia con la paz, la tenacidad y la tranquilidad. El azul es el color del cielo y del agua, y representa la tranquilidad, la frescura y la inteligencia, y es el color que más gusta a las personas". Aun así, matiza: "De todas maneras, sería adecuado hacer un estudio individualizado, ya que pueden existir otros colores que sean más atractivos para una persona en concreto y sean más adecuados que los comentados".
Puede resultar tentador rodearnos de objetos de alto valor sentimental relacionados con nuestro pasado reciente. Cuidado con esto: puede ser un arma de doble filo. "En una situación de ruptura y duelo, es una tendencia habitual a rodearse de fotos o recuerdos emocionales, que habitualmente nos generan más tristeza que beneficios. Si los elementos de los que te rodeas no te generan bajones, sino, todo lo contrario, te permiten empoderarte y luchar por mejorar, sería adecuado", advierte Castilla. "Pero si es un estímulo que te hunde, evidentemente hay que guardarlos para épocas mejores, y eso no quiere decir que no queramos o apreciemos a esas personas que están detrás de esos objetos, sino que nos cuidamos y mimamos para superar de forma más práctica la nueva situación".
Con estas pautas es más que probable que empecemos a considerar el cambio como algo ilusionante, el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas que puede ser tan buena, o mejor, que las anteriores. Nuestro flamente estudio puede ser sofisticado, elegante, a la par que práctico. Como hizo Juan Luis, es posible dar un respiro a la tarjeta de crédito combinando muebles baratos, incluso de segunda mano o de mercadillo, con los pequeños detalles que son los que, al fin y al cabo, nos definen. "Es cuestión de tener paciencia y ser conscientes de que empezamos de cero —comenta Verónica Delgado—, pero, por otra parte, es fantástico porque vamos a poder hacerlo todo por y para nosotros".
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