Lo primero en lo que se suele pensar como posible solución a una crisis en una pareja es la terapia. Como nos asegura una profesional del sector, las parejas de más de 50 años también se animan compartir sus intimidades y aunque para ella “lo más difícil es proponerlo porque ahí se admite que existen problemas”, también resultará esperanzador y liberador comunicarlo y hacerle frente. En un día tan señalado como es San Valentín, quizás convendría revisarse y pensar en si nuestra relación puede ir a mejor y apoyarse en un especialista que facilite las herramientas necesarias.
Para poder reencontrarse y dejar de lado esas diferencias que impiden a la pareja remar en la misma dirección, sentimentalmente hablando, Anna Valentina Caprioli, psicóloga de Buencoco, servicio de psicología online, explica que la terapia es la opción de intervención psicológica idónea y que cada vez es más frecuente que se haga y en etapas tempranas del problema.
La profesional revela que, aunque parece que los jóvenes parecen son quienes acuden con mayor facilidad, también lo hacen personas de más 50 años. “El psicólogo y la pareja trabajan para crear clima acogedor, seguro, de confianza y libre de juicios, donde poder trabajar las dificultades encontradas y poder expresar lo que uno siente y piensa. El profesional no debe convencer a la pareja de nada, sino explorar las situaciones que se den. Tal vez la parte más difícil es proponer ir a terapia ya que implica reconocer que hay un problema y compartirlo con tu pareja y el experto”.
Hablando de este tipo de procesos en términos generales, de una encuesta a la población española en la pandemia de la COVID-19 en 2021 que llevó a cabo el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desde el inicio de la crisis sanitaria, un 6,4% de los españoles ha acudido al psicólogo o al psiquiatra por algún problema, principalmente por trastornos depresivos o de ansiedad. Para concretar, a las consultas de terapia de pareja y atendiendo a los datos de Buencoco, sobre una muestra de más de 8.000 personas que han solicitado terapia en los últimos seis meses, un 60% lo ha hecho con el objetivo de mejorar su relación; un 25% porque uno de los miembros había traicionado al otro o había cometido una infidelidad; un 17% solicitó ayuda porque al menos uno de los miembros quería separarse; en un 14% una de las partes sufría de alguna enfermedad o diagnóstico psicológico que afectaba a la relación y un 10% por las interferencias de alguna de las respectivas familias.
En cuanto a las menos habituales comparten un 6%, quienes lo hicieron para recibir ayuda a la hora de educar a los hijos y/o para mejorar la relación con ellos (en parejas de 40-50 años se está lidiando con adolescentes y no siempre es fácil) y los que habían sufrido un duelo o algún trauma y necesitaban una ayuda extra para poder superarlo.
Como destaca la psicóloga, la mayoría de las parejas acuden a terapia para procurar recuperar la relación, pero, aunque menos frecuente: “la terapia de pareja puede ayudar a separarse de manera sana, favoreciendo a ambos miembros para entender cómo han contribuido al malestar que están viviendo y a aceptar el fracaso de un proyecto compartido”. En este sentido y en ambos casos, Caprioli subraya que es indispensable que las dos partes estén dispuestas a trabajar para alcanzar los objetivos fijados con la terapia y argumenta que algunas cosas que se descubren pueden ser dolorosas.
“Las parejas de más de 50 años suelen llegar a terapia aplastados como un sándwich entre las responsabilidades de cuidar a los hijos pequeños o adolescentes, los padres que envejecen y con el vacío que dejan todos los mencionados a medida que se van de casa o se mueren. Ambas situaciones suponen una crisis familiar del ciclo de vida de la familia y, como en todas las fases críticas, es posible que sea necesario pedir ayuda para superarla”, manifiesta esta experta.
En el supuesto de que uno de los integrantes de la pareja quiera poner un punto y final a su relación, la psicóloga de Buencoco señala que el psicólogo debe contribuir para que los sujetos exploren su mundo interior y puedan tomar las decisiones que consideran oportunas a nivel individual, para la pareja y para la familia.
Una infidelidad, suele ser -como apunta la especialista- un indicativo decisorio para dar el “sí” a la terapia y resulta un modo de asegurar que algo no va como debiera. Caprioli perfila que puede suponer un refuerzo en la pareja y en otras, el punto de no retorno con la ruptura.
Teniendo en consideración a otros miembros de la familia, la profesional en psicología entiende que pueden ayudar a la pareja con el cuidado de los hijos, algo que les reportará tiempo para descansar o realizar otros quehaceres, para mediar entre padres e hijos o bien, derivar en actores incómodos que asaltan el espacio privado del dúo amoroso en el caso de que ellos no hayan prefijado límites.
En el día de la celebración del amor, la psicóloga recomienda tomarse momentos para la pareja, hacer actividades juntos y disfrutar, aunque a día de hoy con el trabajo y demás obligaciones, esto sea casi una quimera. Por otro lado, no descarta que cada pareja se mantenga y continúe respecto a las necesidades de cada una de ellas, “unos por el deseo y atracción sexual, sin generalizar, otros tienen otras preferencias”. “El problema principalmente se presenta cuando los miembros de la pareja viven una misma situación desde distintos enfoques. En estos casos, resulta óptimo intentar satisfacer las necesidades de ambos y, cuando no se logre, pedir ayuda a un profesional”.