Nos pasamos el día comparándolo todo y comparándonos, lo que unos tienen o hacen y otros no. ¿Por qué mi compañero se va de vacaciones al Caribe y yo cada verano acabo en la playa de siempre? Lo malo es que también comparamos a la pareja actual con la anterior, un mal hábito que puede llegar a afectar a la estabilidad emocional. En Uppers hemos consultado con nuestra psicóloga y terapeuta de confianza los efectos que genera en la salud mental el hecho de comparar a tu nueva pareja con tu ex.
Aunque comparar esté tan extendido, aquel que lo tiene por costumbre con buena o mala fe le acaba afectando ya que no es una buena práctica. Menos aún si las relaciones familiares, amistosas o amorosas son motivo de comparación.
Cada persona acumula en su cabeza recuerdos y experiencias que ha vivido; tanto aquellos que fueron satisfactorios y agradables como los que en cambio resultaron ásperos o traumáticos. De este modo, el cerebro crea una serie de esquemas mentales donde va guardando patrones de conducta o de pensamiento de amigos, de familiares y de la pareja. Con respecto a esta última figura, inevitablemente, una nueva motiva el análisis y la comparación de sus costumbres, formas y maneras con respecto a aquellas otras relaciones del pasado y que se han ido almacenando. No es un acto premeditado, es automático y en principio tampoco persigue hacer daño.
Patricia J. Díaz, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, subraya que "este tipo de comparaciones entre la nueva pareja y el ex pueden afectar negativamente si no hemos superado el duelo por la relación anterior y tendemos a idealizar el pasado y a esa pareja que ya no está con nosotros".
En este caso, continua la psicóloga, "las comparaciones no nos van a permitir disfrutar del momento presente y es posible que nos impidan valorar las características positivas de la nueva persona". J. Díaz añade que "es habitual que en este escenario se generan sentimientos de tristeza y sobre todo porque se eche de menos al ex. Todo ello es indicativo de que lo más probable es que no estábamos preparados para vincularnos de nuevo".
Los pensamientos de las experiencias anteriores vuelven al presente porque se cree que pueden ser de utilidad para vivir la relación actual. Además, se compara tanto para pensar que se está mejor ahora con la nueva relación o que al contrario está resultando peor. El problema es que esas comparaciones constantes al final pueden convertirse en dañinas y tóxicas. Sobre todo, si se tiene una baja autoestima o se es una persona insegura ya que se sufre mucho más.
Tal como dice la experta, es habitual que surjan las comparaciones cuando entre una relación y otra no se deja pasar tiempo suficiente. Es necesario vivir el duelo que implica una separación. Evidentemente afecta más a la persona que no ha causado la ruptura. Necesita más tiempo para sufrir, para olvidar poco a poco esa relación que ha terminado y para acostumbrarse a la nueva situación. Además, ese periodo de duelo suele ser proporcional al tiempo que duró la relación. Incluso, si ha sido larga, el duelo se prolonga entre seis meses y hasta más de un año.
También detalla que surgen las comparaciones cuando la relación anterior se entiende como un fracaso y más cuando el que decidió ponerle fin fue el otro. La sorpresa que acompaña a la ruptura llega a causar rabia, frustración y pena. También desencadena sentimientos de responsabilidad y de autoinculpación. Incluso se idealiza a la expareja y surgen preguntas sobre qué ha hecho mal para causar la ruptura sin darse cuenta de que la pareja es cosa de dos.
Después, si enseguida surge una nueva relación, la mente empieza con las comparaciones de forma automática. Por ello es conveniente dejar pasar un tiempo que haga posible recordar con perspectiva y visualizar los motivos reales que provocaron esa ruptura sin sentirse culpable. Es probable que con una persona ciertos aspectos no funcionen y en cambio con otra pareja sí se alcance el equilibrio.
Hay otro factor que conduce a comparar a la nueva pareja con la anterior y es el temor, sin embargo, afecta principalmente cuando la última relación fue tóxica, problemática o violenta. Es lógico, no se quiere repetir la experiencia, con lo cual, se tiende a comparar. En estos casos es común querer analizar cada comportamiento, actitud y situación para relacionarla o no con las experiencias anteriores. La finalidad es detectar a tiempo aquellas señales que de cara al futuro la nueva pareja le pueda hacer daño.
Cuando uno compara una relación con otra es porque algo falla, se echan en falta ciertos comportamientos o se producen situaciones incómodas. La solución podría estar en hablar de ello. También hay que sopesar si todavía no se ha superado la relación anterior y no se está preparado para iniciar una nueva. Tal vez, la causa esté en que realmente la nueva relación no conviene.
En ocasiones solo hay falta de comunicación porque el otro no sabe realmente lo que hace feliz a su pareja y al no satisfacer sus necesidades llegan las comparaciones. Además, es necesario tener empatía para colocarse en lugar del otro y entender que a nadie le gusta que le comparen.