Días antes de un maravilloso viaje a París en pareja, Río es abandonada por Daniel. Sin una explicación. Sin palabras. Sin saber, aunque intuyendo, que en el momento en que él hizo su maleta, la estaba dejando. Después, un correo electrónico, impersonal y a destiempo, con el manido "necesitamos darnos espacio". Un "hasta luego" con vocación de adiós que romperá a Río en mil pedazos. Pero la protagonista de este luminoso libro, en lugar de llorar y dolerse en casa, decide hacerlo por las calles de París. Así, en la ciudad más romántica del mundo, encontrará al amor de su vida: ella misma.
Sobre este planteamiento, la psicóloga Silvia Congost (@silviacongost) ofrece en 'Diario de una ruptura' (Aguilar), su nuevo libro, un relato esclarecedor sobre el duelo de una mujer abandonada por su pareja que, sin embargo, logra enfrentarse a la pérdida. Río es la propia Congost, quien, a través de la autoficción, logra apelar a muchas mujeres mientras lanza una llamada a la acción. Como explica la psicóloga en sus redes sociales, el dolor por una ruptura es parte del proceso, atrevámonos a transitarlo para volver a disfrutar de la vida.
Tu libro parte de una experiencia autobiográfica. ¿Te sorprendiste a ti misma como paciente? ¿Pudiste aplicar todo lo que recomiendas?
Siempre que vivo alguna situación que tiene que ver con todo lo que enseño o comparto me sorprendo positivamente al confirmar lo importante que es divulgar sobre ello. Sin duda, no se trata de mera teoría, sino que cuando tienes la información y la educación de qué es lo que ocurre en nuestro cerebro cuando vivimos cambios y pérdidas y cómo debemos afrontarlos, avanzamos mucho más rápido por ese proceso de adaptación a la nueva realidad. Puedo confirmar de forma rotunda que todo lo que recomiendo y aporto es verdaderamente útil y sanador.
¿Qué es lo que más nos cuesta aceptar de una ruptura?
Lo que más nos cuesta de las pérdidas es transitar la primera fase del duelo: la negación. No queremos asumir esa realidad impuesta, que la otra persona no quiera seguir ahí. El “nunca más haré eso”, “nadie más será como él o ella”, “nada más será igual” nos paraliza por completo y nos duele infinito. Pero es parte del duelo y se supera. Siempre. Saberlo puede ayudarnos mucho a no dejar de avanzar a pesar del dolor.
¿Debemos aceptar que hay que pasar un duelo? ¿Qué ocurre cuando no seguimos ese proceso natural?
¡Claro! Avanzar hacia la aceptación de aquello que no depende de ti y que no está en tus manos es inteligencia emocional. No te queda otra. Negarte a ello, resistirte a transitar ese proceso, solo te perjudicará, te hará sufrir más y no te permitirá sentir ninguna mejora. Si no logramos avanzar, quedaremos atascados en alguna de las fases del duelo: la negación, la rabia o la tristeza. Podemos caer en una depresión, encerrarnos en nosotros mismos, no abrirnos de nuevo a la vida o consumirnos en la rabia hacia esa persona que nos ha dejado de amar… Nada de eso nos ayudará a mejorar.
¿Qué podemos aprender de una ruptura?
Que nada y nadie nos pertenece. Que la propia vida es la que decide casi siempre. Nosotros podemos intervenir y decidir hacia dónde nos vamos a dirigir o qué queremos lograr, pero siempre debemos entender que la vida cuando lo desee, nos colocará ante cambios de sentido, giros inesperados y experiencias poco apetecibles. También deberíamos confiar en ella y entender que cuando nos pone en una situación determinada es porque estamos preparados para hacerle frente.
Debemos aceptar que los cambios son el ingrediente esencial de la vida. Negarnos a ellos, solo nos hará sufrir.
¿Qué traumas nos pueden quedar? ¿Cuándo es necesaria la ayuda profesional?
Si nos cuesta enfrentarnos a los cambios y soltar, siempre nos puede venir bien la ayuda profesional. Es como un aprendizaje que si se hace de forma correcta, crea un cambio en ti. Eso nos ayuda a que en el futuro, sepamos hacerlo mejor y enfocarlo correctamente.
Si por el contrario, no sabemos soltar o no superamos bien esa situación, eso nos puede llevar a tener miedo a volver a implicarnos en una nueva relación, a no confiar en las personas que vamos conociendo, a volvernos seres grises y tristes o a quedar obsesionados con quien nos dejó. Nada de eso nos deja avanzar y ser felices.
Como profesional, ¿no hay un exceso de drama asociado a la pérdida?
Debemos entender que el final de una relación no es más que un cambio en nuestra vida. Debemos aprender a soltar y enfocarlo como una puerta que se abre, dándonos la posibilidad de vivir, experimentar y sorprendernos con infinidad de nuevas sorpresas, experiencias y situaciones inesperadas que nos harán crecer y aprender.
No lo vivamos como un drama que le arrebata el sentido a nuestra vida. Que alguien que ya no nos ama se vaya de nuestro lado, en realidad, es una fantástica noticia.