Es inevitable. Por muy contenidos que seamos, siempre va a haber momentos en que no podamos controlarnos y terminamos enzarzados en una discusión con nuestra pareja. A veces ni siquiera sabemos el motivo. Simplemente nos hemos despertado de mal humor y cualquier cosa nos molesta. Reaccionamos impulsivamente, por instinto, sin pensar. Y con el tiempo estos conflictos, si son muy frecuentes y continuados, pueden terminar debilitando la conexión con la otra persona.
Sin embargo, existe una técnica para evitar este tipo de discusiones, una que nos permite calmarnos, pensar con claridad y considerar la situación desde una perspectiva más objetiva. Y ADEMÁS está avalada por un reciente estudio de la Universidad de Saint Andrews, publicado este mismo mes de agosto en Communications Psychology.
Nos referimos a la regla de los 5 segundos, fundamentada en que una pausa forzada o 'forced break', que puede durar 5, 10 o 15 segundos, y es vital para calmar los ánimos y afrontar los problemas de manera conjunta.
El estudio universitario analizó el comportamiento de 104 participantes y concluyó que cuando se introducía un intervalo obligatorio entre el estímulo provocador y la respuesta, la probabilidad de que la agresividad de la discusión escalara disminuía significativamente. Esa pausa permitía a los dos miembros de la pareja procesar las emociones y recuperar su estado más racional y reflexivo. La duración de este 'break' es variable y depende de las necesidades de cada persona, pero el estudio sugiere que un mínimo de 5 segundos bastan para observar efectos positivos.
La investigación incide también en el efecto acumulativo que tienen las emociones negativas. Es decir, si los dos miembros de la pareja están experimentando altos niveles de negatividad, las probabilidades de que la discusión se vuelva progresivamente más agresiva aumentan. Sin embargo, la pausa de 5 segundos es capaz por sí misma de romper este ciclo y frenar la escalada del conflicto.
Además, el estudio concluyó que si esa pausa se prolonga por más tiempo antes de reaccionar, los beneficios son aún mayores. La clave está en la amígdala, la parte del cerebro que nos hace reaccionar de manera rápida e irracional cuando interpreta una información como una amenaza para nosotros. Cuando se activa, el cerebro emocional toma el control. Y es necesario que pase el tiempo para que vuelva a su estado racional.
Después de tomarnos esa pausa tan necesaria, podemos retomar el problema con nuestra pareja bajo un enfoque más calmado, racional y objetivo. No solo ayuda a prevenir el uso de palabras hirientes, sino que también posibilita un debate más constructivo y consciente. El objetivo finales llegar a un entendimiento mutuo en vez de simplemente sentirnos ganadores de una discusión.