Hace unos días saltaba la noticia del posible romance entre Meryl Streep y Martin Short. El actor lo había negado repetidamente, aduciendo que 'solo' eran amigos desde hace unos 40 años. En todo caso, nada impediría que tuvieran una relación: Streep lleva divorciada tiempo y Short perdió a su esposa a principios de los 2000. Su aparición en la serie 'Solo asesinatos en el edificio' abona la idea de romance. Pero, al margen de fans o de campañas de marketing, no sería la primera vez que dos amigos de toda la vida terminaran siendo pareja.
La amistad suele estar al principio de cualquier relación romántica. "Algunos estudios como los publicados en Social Psychological and Personality Science señalan que el 70% de las parejas empiezan siendo amigos y que el entorno, los amigos comunes, son un entorno excelente para encontrar el amor", explica la psicóloga y terapeuta de pareja Lara Ferreiro, autora del best-seller 'Adicta a un gilipollas'.
La razón, para esta experta, es que si esa persona viene de alguna forma avalada por los amigos en quien confiamos, vamos a sentirnos más seguros y dispuestos a iniciar algo con ella, algo que, por ejemplo, ocurre mucho menos en el lugar de trabajo.
Si casi todas las parejas empiezan siendo amigos o compartiendo ocio en el mismo grupo de amigos, el porcentaje de los que se convierten en pareja después de muchos años de amistad es mucho menor. Solo el 18% de las personas que se conocen de toda la vida deciden ampliar el vínculo, más aún en una edad madura.
Este tipo de parejas son conscientes de que su nueva relación puede ser un shock para el entorno y dudan mucho en cómo y cuándo comunicarlo. "Pueden tardar entre seis meses y un año en compartirlo con sus amigos y familiares. Dentro del grupo, no llama la atención que siempre estén juntos, aunque la gente no es tonta y siempre terminan dándose cuenta antes de que los interesados digan nada", asegura la experta para quien el entorno suele apoyar casi siempre a la nueva pareja, con algún matiz. "La historia compartida previamente es un aval de doble filo. En momento de crisis, se puede utilizar. Al mismo tiempo, la dinámica grupal y familiar pueden cambiar. Son desafíos inevitables", argumenta.
Parte de ese tiempo 'clandestino' tiene que ver con las propias dudas de la pareja. A veces, los propios protagonistas no saben si lo suyo realmente va en serio. Una relación de amistad no es una relación amorosa, y esa convicción a veces dificulta la relación. "Hay que darse cuenta de si esos sentimientos son reales, porque quizá solo hay deseo sexual", señala la psicóloga.
¿Cómo identificarlo? "Cuando se está de seis meses a un año pensando en esa persona en términos románticos, quieres conocerla de verdad, quieres tener una relación más profunda de la que tienes y te ves viviendo con ella, son señales inequívocas. Todos esos sentimientos de mariposas en el estómago indican que puedes estar enamorándote de esa persona. Si junto a todo esto, buscas estar solo con ella y hay deseo sexual, hablamos de enamoramiento. Ahí ya habría que hacer una intervención, expresar los sentimientos y, sencillamente, lanzarse a ver qué piensa la otra parte", sostiene la experta .
Cuando los miembros de la pareja rondan o superan los 50 y son amigos desde hace mucho, es frecuente que hayan compartido momentos dolorosos. ¿Cómo afecta lo negativo en este tipo de relaciones? "Las personas suelen unirse ante la adversidad. Con la madurez llegas a una claridad emocional que te permite ir más allá del deseo. Has superado la parte de la atracción física en busca de algo más profundo. Ante un hecho traumático, por ejemplo, la enfermedad, algunas personas que han pasado por eso juntas, uno como apoyo del otro, cambian su manera de verse. La amistad se reevalúa y hace que se vean a sí mismos de otra manera. La vulnerabilidad crea uniones para toda la vida", afirma Ferreiro.
Para la psicóloga, las personas que han sido amigos muchos años antes de ser pareja pueden estar más predispuestas a enamorarse."Tienen más predisposición porque hay un conocimiento mutuo realista. Hay mayor confianza, más valores compartidos y maneras muy parecidas de ver la vida. También hay menos idealización y un vínculo más profundo", asegura convencida.
Lara Ferreiro califica estas relaciones como "hechas con mimo, a fuego lento". Probablemente, es la relación de pareja de mayores matices porque abarca casi todos los colores del espectro emocional. "Se trata de dinámicas emocionales muy curiosas. Se vive a un profundidad emocional muy fuerte. Hay menos efervescencia inicial, pero sentimientos muy genuinos y mayor aceptación de las imperfecciones", sostiene la experta.
Es precisamente esa 'cocción a fuego lento' lo que las convierte en algo tan especial. "Hay menor presión que en otras relaciones y mayor intimidad emocional. Estas parejas, al conocerse tan bien, manejan de manera más razonable los conflictos. Es un amor consciente con muchas probabilidades de éxito", concluye la psicóloga.