Carmen y Antonio se acaban de jubilar, prácticamente al mismo tiempo, y están sobrepasados por los nietos. "Es un poco agobiante. Estábamos deseando jubilarnos para poder disfrutar de ellos, pero lo que pasa es que los padres nos piden demasiadas cosas. ¡Necesitamos ayuda!", afirma esta antigua profesora de Secundaria antes de soltar una carcajada. Antonio está encantado de ayudar a sus hijos: "a veces nos hacen cambiar de planes, pero nos adaptamos y listo".
El caso de Juana y Eduardo es algo distinto. Se han jubilado con apenas tres meses de diferencia y el balance hasta ahora va por días. Para Juana, la última en retirarse, "al fin tengo tiempo para hacer mis cosas. Por primera vez en muchos años, el despertador no suena a las 7 de lunes a viernes". Eduardo vive su jubilación de otra manera: "Es cierto que tengo mucho tiempo. Demasiado. Juana quiere hacer un montón de cosas, y yo, la verdad, no tengo tantas ganas. Hay tiempo, no hay que hacerlo todo hoy", explica al teléfono desde su segunda residencia, a la que ya van cuando quieren, sin tener que esperar a vacaciones o fines de semana.
El tiempo libre, la mayor ventaja de la jubilación, parece que es el bálsamo que todo lo cura. Pero la jubilación es un hito en la vida de cualquier persona y de cualquier pareja. Supone una pérdida, no solo de un puesto de trabajo, sino de una dinámica y un estilo de vida. Como en cualquier pérdida, hay un duelo, unas fases de adaptación que todo jubilado debe pasar. La psicóloga Lara Ferreiro explica cuáles son:
¿Deberíamos prepararnos para la jubilación como nos preparamos para entrar en el mercado laboral? Lara Ferreiro lo confirma: "Es importante saber qué implica la jubilación desde el punto de vista emocional. Lo ideal es conocer estas fases y saber en qué momento se está porque en función de eso la convivencia de la pareja puede o no resentirse”.
En cuanto a sensaciones, las positivas corresponden a la etapa de Luna de miel. "Estamos pletóricos por el tiempo que antes no teníamos, hay alegría, relajación, ausencia de estrés, tiempo para proyectos pendientes y sensación de paz", señala la experta.
En la etapa de desencanto, hay que hacer el duelo y sentiremos nostalgia por trabajo y todo lo que implicaba: las relaciones sociales, los compañeros… "En esta fase hay muchísimo aburrimiento, hay gente que no sabe qué hacer con su tiempo libre, se sienten ansiosos y viven en una especie de Día de la marmota. Esto genera ansiedad, depresión o problemas de sueño. En algunos casos hay que tomar medicación. Otras veces te das cuenta de que vivías volcado para el trabajo y que en realidad no tienes amigos o tu pareja no te gusta lo suficiente porque ya ni la conoces", explica la psicóloga.
¿Qué pasa cuando la pareja se jubila al mismo tiempo? ¿Puede convertirse en un momento de crisis para la relación? "Depende de si es una pareja aliada o una pareja enemiga", advierte Lara Ferreiro. Para esta psicóloga lo importante no es el momento en el que se producen los cambios, sino en el tipo de relación. "Si es una pareja aliada, van a experimentar cosas parecidas y a crear un plan de acción conjunto. Van a hacer una agenda común, por ejemplo: los lunes, bailes de salón; los martes, a idiomas… Funcionan bien tanto en el ocio individual como en el de pareja y se van a apoyar. Es posible que un miembro de la pareja vaya más avanzado que otro en las fases. Si es así, en este caso, cuando uno está triste, el otro anima", señala la psicóloga.
En las parejas enemigas, los problemas están asegurados. "En este tipo de relaciones, es más difícil, no se adaptan, no saben qué hacer y surgen viejas heridas del pasado. En la jubilación, tienen mucho tiempo libre y las recriminaciones aparecen".
No coincidir en las fases del duelo es, para Lara Ferreiro, el otro gran problema entre jubilados, incluso entre los que se retiran al mismo tiempo. "Si uno de los miembros está en fase de luna de miel, superfeliz, y el otro en la fase dos, ansioso o triste, es lógico que haya conflictos", afirma la experta.
El paso del tiempo y cómo impacta en las distintas personalidades también pueden jugar en su contra. "Puede ocurrir que se den cuenta de que no coinciden en gustos o aficiones. Por ejemplo, he visto en consulta personas que quieren viajar y recorrer el mundo y personas que quieren encerrarse en casa y ver la televisión. Según sea la personalidad, más pasivo o más activo, la situación se va a vivir de diferente manera", explica esta psicóloga.
La diferencia de expectativas es otro de los factores negativos. "Algún miembro de la pareja puede sentirse muy solo porque las prioridades son distintas: está el que quiere ver mucho a los nietos y el que prefiere disfrutar de otro ocio. También hay parejas más dependientes o más independientes que prefieren estar más con los amigos que con el cónyuge". Esto, unido a otros problemas de comunicación, resulta la tormenta perfecta de la relación, una tormenta que también tiene su correlato en la manera de vivir el sexo. "Puede haber amor de compañero con poco deseo sexual, pero los dos miembros de la pareja no suelen pensar igual. Normalmente, el hombre aún siente deseo y reclama tiempo para estar juntos. Si a la mujer no le apetece, lo más frecuente, esto da origen a muchos problemas”.
Cada vez más jubilados acuden al psicólogo para entrar sin lastre en su nueva etapa. Ferreiro lo confirma antes de compartir sus recomendaciones.