Las vacaciones de verano son una de las principales fuentes de conflicto después de una ruptura, sobre todo cuando hay hijos que aún son menores de edad. Generalmente, en el convenio viene bien indicado y cada progenitor sabe con antelación qué periodo le toca a cada uno, además de otros detalles. Eso no evita que broten tiranteces, recelos y desacuerdos de cualquier tipo. En este contexto, la idea de invitar a un ex a nuestra casa de veraneo no puede sonar más descabellada. ¿Cómo lo hacen las parejas que sí comparten vacaciones una vez separadas?
Veremos que si nos tocan el bolsillo, es muy posible que la animadversión entre los ex se aligere. Hace un tiempo una encuesta encargada por la web Lasminute.com reveló que algo más del 20% de los españoles que tenían reservadas y pagadas las vacaciones antes de la ruptura las disfrutaban con su ex con tal de no desperdiciar ni el dinero ni los placeres de un viaje preparado a capricho. Llegado el caso, el 27% se mostró incluso dispuesto a compartir cama durante la estancia.
Afortunadamente, hay razones menos interesadas y con un punto mágico que merece la pena conocer. La de Arancha, abogada madrileña de 52 años, fue una promesa que le hizo a su exsuegra cuando empezó la relación. Y tan buen resultado les dio que llevan veraneando todos en la misma casa desde hace ya unos veinte años. Conoció a su exmarido en Venezuela en 1996. Ella se encontraba de vacaciones con un grupo de amigos y Daniel, siete años menor, servía copas en una cafetería. Se enamoraron, continuaron su amor a distancia y un año después Arancha volvió a cruzar el charco. Esta vez no regresó sola. Daniel, su entonces novio, venía con él. "Antes de partir, su madre me hizo prometerle que le cuidaría siempre. Y así lo hice", explica.
Hubo bodorrio en el casco histórico de Caracas, bautizo de la primera hija, muchos días de vino y rosas y, finalmente, vuelta a la realidad. Así lo cuenta: "Una vez que se evaporó la química, no tardamos en descubrir que éramos dos seres con proyectos vitales y personalidades absolutamente incompatibles. Firmamos un divorcio de mutuo acuerdo y la relación, todavía hoy, ha sido siempre de envidiable cordialidad, sobre todo por nuestra hija. Por otra parte, siempre me he sentido responsable por arrancarle de sus raíces. Más que un ex, le considero un gran amigo y confidente, a pesar de que se casó de nuevo y fue padre por segunda vez. Él siempre ha estado en nuestras vidas siempre: celebraciones, vacaciones, asuntos escolares, ceremonias de graduación y vacaciones". Heredó un caserón en Denia (Alicante) que se ha convertido en punto de encuentro para esa gran familia que forman entre todos cada vez que llega agosto.
A Arancha le parece hermoso que después de 25 años continúe ese mismo cariño y apoyo mutuo, pero quien lo gradece infinito es su hija, ya mayor de edad. "En el camino te encuentras miles de opiniones y consejos, gente que nos aplaude y gente que nos juzga, pero hay parejas que han seguido nuestro ejemplo y están encantadas". Si pasamos a la prensa rosa, encontramos celebridades que algún día tomaron esta misma decisión. Bruce Willis, por ejemplo, veraneó durante un tiempo junto a sus hijos, su ex Demi Moore y Ashton Kutcher, la pareja de entonces de la actriz.
La medalla a la armonía se la podría llevar Gwyneth Paltrow. Ella y su flamante marido, Brad Falchuk, celebraron su luna de miel junto a los hijos de cada uno y el ex esposo de la actriz, el líder de Coldplay, Chris Martin. "Acabamos de pasar nuestra luna de miel en las Maldivas. Fue una gran luna de miel". contó en una entrevista de televisión conducida por Kelly Ripa y Ryan Seacrest. Recordó con especial simpatía la hora de la cena, con todos alrededor de la mesa. "Lo pasábamos genial". La actriz declaró que detrás de esta aventura había una razón de peso: "Quisimos minimizar el dolor de los niños".
Investigadores de la Universidad de Kansas encontraron que la posibilidad de mantener ese lazo es algo muy positivo para muchas parejas que sufrirían enormemente si tuviesen que seguir adelante sin ese apoyo emocional y de complicidad. En su estudio apuntan también que para otras parejas el vínculo se mantiene por razones prácticas, como son el dinero o los hijos en común. Aunque pueda parecer una relación interesada, sus estudios demuestran que acaba siendo muy duradera. La cuestión romántica que abunda también en parejas que de algún modo deciden esa cercanía, aunque sea simplemente aprovechando la época vacacional, resulta la menos indicada. Sus autores sugieren que cuando el amor está latente por parte de uno de los dos o existe tensión sexual no resuelta, se genera demasiada confusión y también el peligro de que el acercamiento derive en una relación tóxica.
En esto coincide la psicóloga Frances Walfish, experta en terapias después de la ruptura. En su opinión, las vacaciones con un ex pueden ser una experiencia estupenda siempre que transcurran en armonía y cuidando escrupulosamente los mensajes que se transmiten a los hijos, especialmente si son menores. "Ellos suelen fantasear con la idea de volver y una confusión puede ocasionarles mucho daño". La situación se complica cuando existen nuevas parejas. "No es fácil integrar a tanta gente sin que estallen los celos, las rencillas o las comparaciones y las vacaciones acaben como el rosario de la Aurora", añade Arancha hablando esta vez como abogada y testigo de algunos casos que han pasado por su despacho.