El mundo de la tecnología nos ha abierto muchas puertas y nos ha hecho la vida un poco más fácil. También ha cambiado en un corto periodo de tiempo muchos hábitos, hay películas que se estrenan directamente en plataformas de streaming, podemos leer libros o documentos desde un ordenador o una tablet, o escuchar música sin necesidad de comprarnos un CD. Pero vivir constantemente ligados a Internet puede tener sus riesgos, y uno de ellos está en tus hijos. Muchos se pasan el día con el móvil en la mano o frente al ordenador, ahora con el confinamiento más aún, y la mayoría de veces no sabes qué hacen, una duda que no deja de rondarte la cabeza por los peligros que puede acarrear Internet.
Uno de esos peligros es la pornografía. En la actualidad los adolescentes tienen más fácil que nunca el acceso a vídeos pornográficos, y como padre o madre, eso te preocupa por la idea equivoca que los hijos puedan hacerse del sexo. En muchas ocasiones puede resultar difícil hablar de estos temas con preadolescentes o adolescentes que, no nos vamos a engañar, están en una edad complicada y lo sabes, que también la pasaste.
Pero quizá, volviendo atrás, pienses que te hubiese gustado que en aquella época alguien te hablase sobre sexo, tus padres en casa o algún especialista en el colegio o instituto. Por eso, puede que sea el momento de hacerles ver a tus hijos que eso que ven en la pantalla no se corresponde con la realidad. Más ahora en pleno confinamiento, en donde la tecnología se ha convertido en nuestra gran aliada, y el consumo de porno se ha disparado, pues según datos de Pornhub, al inicio de la cuarentena el tráfico de su web llegó a incrementarse algunos días en más de un 60%.
En pleno siglo XXI muchos jóvenes creen que el porno es un fiel reflejo del sexo, pero sabemos que no es cierto. Para evitar hablar de ello, muchos padres pueden hacer como que la pornografía no existe, y no prestarle atención no es ninguna solución. Tener tan a mano la tecnología e Internet hace que los niños puedan entrar en contacto con el porno desde edades muy tempranas. El estudio “Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales” ha analizado esto, demostrando que gran parte de los jóvenes descubren el porno sobre los 8 años, y a los 13 el 25% de los adolescentes ya lo han consumido.
Uno de los grandes errores que se suele cometer cuando se descubre que tu hijo pequeño ha consumido porno es el enfado, hacer sentir mal o culpable al niño. La gran mayoría de los expertos recomienda que es mejor sentarse a hablar con él y preguntarle por qué lo ve, sin necesidad crear una situación incómoda o agresiva para ambos que los separe y parezca que no se puede hablar del tema. De esta forma puedes conocer qué es lo que le pasa, seguramente está en una edad en la que su cuerpo empieza a cambiar, por lo que es normal que busque respuestas a nuevas preguntas que le surgen. Hazle saber que es lógico que tenga curiosidad sobre la sexualidad y que es normal tener impulsos sexuales, pero ayúdale a acudir a sitios seguros para buscar información, no al porno.
De ahí que los expertos busquen reforzar la educación sexual desde pequeños para que niños y adolescentes tengan la información suficiente para saber que, si en algún momento ven un vídeo pornográfico, eso que ven no se corresponde con las relaciones sexuales reales. Porque hay sexólogos y psicólogos que avisan de que cuando los adolescentes comienzan a tener relaciones, muchos intentan reproducir lo que han visto en el porno, y probablemente ni les gustará a ellos, ni a su pareja.
Sentarse para hablar con ellos puede ser una tarea complicada y más si ya superan los 15 años, cuando han recibido información sexual por muchas vías. Pero protegerte ante la vergüenza no te llevará a ningún sitio, debes ayudarle a entender que eso que ve en la pantalla la mayoría de las veces son actitudes machistas, misóginas, racistas o dan pie a la normalización de estereotipos corporales que pueden llevar a acomplejar a muchos jóvenes. Por ejemplo, el vello púbico. Los adolescentes descubren el porno en su época de máximo desarrollo, cuando el pelo empieza a crecer, y esos vídeos pueden hacerles creer que el vello corporal no es normal. Deben entender que el porno no deja de ser ficción y que hay una gran diversidad de cuerpos más allá de esa pantalla. Por eso, Érika Lust, directora de cine porno ético, creó hace unos años The Porn Conversation (La conversación del porno), una guía que ayuda a las familias a tratar estos temas con el respaldo de varios especialistas.
Tras ver como sus hijos llegaban a la adolescencia, ella y su marido se dieron cuenta de que en cualquier momento podrían empezar a ver un tipo de porno que no es realista. La propia directora reconoce que la mayoría de porno implanta unas ideas equivocadas y perjudiciales sobre el papel y el comportamiento de hombres y mujeres en el sexo que pueden inducir a mantener relaciones agresivas o sin protección. Por eso es muy importante que sepan no tienen que hacer algo si no quieren, pueden decir no, y no pasa absolutamente nada, cada uno es dueño de su cuerpo y las relaciones deben ser consensuadas y con respeto por ambas partes. De vuelta a la importancia de la educación sexual.
De ahí que la directora haya creado una serie de decálogos y artículos para ayudar a los padres a hablar del tema con sus hijos en diferentes franjas de edad, para entre otras cosas explicar qué es el sexo y animarlos a dar respuesta siempre que puedan a las preguntas de sus hijos. Por mucho que se usen controles parentales para los dispositivos, nunca se debe ignorar o evitar el tema, porque se puede llegar al porno por muchas vías y pueden terminar viendo en los padres una figura en la que no puede hablar sobre el tema.
Rompe los tabús de hablar de sexo con hijos. El primer paso puede ser complicado, pero luego puede resultar una conversación enriquecedora no solo para él, sino también para ti mismo, al darte cuenta que tu hijo confía en ti para hablar de cuestiones más íntimas. Porque el sexo forma parte de la educación, no dejes que el porno cree una imagen irreal en su cabeza.