Que España sea uno de los países favoritos para viajar por los propios españoles y por gran parte del turismo internacional no es de extrañar. Contamos con una gran riqueza paisajística e incluso algunos lugares patrios son comparados con otros grandes destinos internacionales a los que no tenemos nada que envidiar. Por poner un ejemplo, hay una ciudad española que es conocida por muchos como ‘la pequeña París’. ¿De qué ciudad se trata? ¿Y por qué la llaman así?
Se trata de San Sebastián, una de las ciudades del País Vasco que acoge visitantes durante todo el año, desde el suave invierno hasta el verano donde las temperaturas no son excesivamente altas. Una ciudad bañada por el mar Cantábrico, con su impresionante playa de la Concha, que no llega a los 200.000 habitantes, con el tamaño perfecto para esconder grandes joyas entre sus calles y poder visitarla en pocos días a pie para disfrutar de su historia y de su belleza.
Ahora bien, ¿por qué hay quiénes la llaman ‘la pequeña París’? No son pocos los que creen que San Sebastián tiene cierto punto afrancesado, lógico teniendo en cuenta su cercanía a la frontera con Francia, las invasiones francesas que sufrió la zona durante parte de la historia, o porque la ciudad vasca también bebió de la Belle Époque, cuando se levantaron construcciones con evidente inspiración parisina.
La zona que más historia recoge de San Sebastián es, sin duda, la Parte Vieja, al pie del monte Urgull, donde se conmemora un hecho importante para la ciudad: el incendio del 31 de agosto de 1813. Aquel día las tropas británicas y portuguesas, bajo las órdenes de Arthur Wellsley, duque de Wellington, expulsaron de la ciudad a los soldados de José Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte. Durante la batalla la ciudad ardió casi en su totalidad, aunque lograron expulsar a los franceses.
Más de dos siglos después, esta zona de San Sebastián es una de las zonas más visitadas y vivas de la ciudad, llena de bares con los mejores pintxos que hay que probar sí o sí.
Que se la llame ‘la pequeña París’ también está relacionado con que a finales del siglo XIX vivió su gran transformación a la vez que lo hacía la capital francesa, inspirándose en su arquitectura para vestir Donostia de un estilo francés. Además, la reina María Cristina eligió San Sebastián como su lugar de veraneo, provocando que cada año personajes ilustres pasasen temporadas entre sus calles, convirtiéndola en la Perla del Cantábrico.
Así, comenzó la construcción de nuevos edificios que hoy son grandes emblemas de la ciudad, como el Gran Casino que hoy es el ayuntamiento de la ciudad, obra para la que sus arquitectos se inspiraron en la obra del francés Charles Garnier y su Casino de Montecarlo. Otra de las obras inspiradas en Francia es la Diputación de Gipuzkoa, pues la fachada principal se asemeja y toma referencias de la Ópera de París.