La calzada romana más larga del mundo está en España

Si por algo se caracteriza España es por ser uno de los países del mundo con más historia a sus espaldas. Uno de los periodos que más ha dejado huella sobre el territorio es la época romana, de la que quedan múltiples ruinas, monumentos o edificios, pero también calzadas. Hay varias de ellas repartidas por España, pero es llamativo que una que se encuentra en nuestro país sea la calzada romana más larga del mundo.

Es más que probable que el Imperio Romano haya sido la civilización más importante del mundo occidental hasta el punto de que muchas de sus formas de gobierno o de gestión y administración perduran hasta nuestro tiempo.

Las carreteras que construyeron fueron clave para su expansión por toda Europa y poder conectar todo el Imperio, unas calzadas romanas que aún muchas se mantienen en buen estado y son un atractivo turístico más y que han sido clave para conocer mejor la historia de los romanos. Entre sus curiosidades, estas vías estaban señalizadas cada mil pasos con los milarios, además de que siempre intentaban que las calzadas fueran lo más rectas posibles para facilitar el transporte.

Unir Cádiz con Roma

Lo más curioso es que la calzada del Imperio Romano más larga se encuentra en España, una que unía a Roma con Hispania: la Vía Augusta. Se trata de una calzada de unos 1.500 kilómetros que conectaba Cádiz con los Pirineos, que a su vez ahí se unía a la Vía Domitia, desde donde se podía llegar directamente a Roma.

Su construcción fue compleja, ya que esperaron a conquistar por completo la península ibérica para construir su red de vías en Hispania una vez la paz se había instalado en el territorio.

La vía Augusta se inició en el año 8 a. C. bajo el mandato del primer emperador, Augusto, para conectar Cádiz, al sur de España, con Roma, el centro álgido del Imperio. Además, la vía pasaba por importantes ciudades, como Tarragona, Valencia, Sevilla o Córdoba.

El impacto del la vía Augusta

Al final esta calzada se convirtió en una esencial para Roma, ya que era la vía por la que llegaba a la capital del Imperio el trigo, el vino o el aceite, productos clave en la dieta y economía romana que procedían de Hispania.

No solo eso, gracias a la expansión de vías romanas por Hispana se fueron difundiendo sus leyes y cultura, algo que se puede comprobar aún en la actualidad con los teatros, termas o foros de estilo romano que se siguen conservando.

En la actualidad también se conservan muchos de sus tramos, incluso algunas de las carreteras o autopistas españolas siguen el trazado original de la vía Augusta, poniendo en valor el buen hacer de los romanos como ingenieros. Al final es cierto eso de que todos los caminos llevan a Roma.