El pueblo gallego construido entre castros prerromanos que sigue detenido en el tiempo

  • La provincia de Lugo, en Galicia, posee enclaves de indudable atractivo que atraen a turistas de todo el mundo

  • Camuflado entre montañas y valles, el pueblo de Piornedo, de apenas 40 habitantes, parece anclado en el tiempo

  • El faro romano más antiguo del mundo está en España

Galicia puede presumir de ser uno de los entornos privilegiados de nuestro país. En particular, la provincia de Lugo posee enclaves de indudable atractivo que atraen a turistas de todo el mundo. No en vano, la tag #galifornia, en alusión a la apacible y soleada California, invade las redes.

Castros y naturaleza

En Lugo está Mondoñedo, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Toda la zona está poblada por antiguos castros, fortificaciones prerromanas con las que hacer un viaje en el tiempo. En esos parajes podremos dar con un destino poco transitado donde vivir en plena naturaleza. Así se llega a la aldea de Piornedo.

Camuflado entre montañas y valles, este pequeño pueblo, que no alcanza los 40 habitantes, parece suspendido en el tiempo. En su pequeño núcleo urbano, aparecen pallozas, viviendas ancestrales hechas de madera, paja y pieda, junto a construcciones más recientes.

Reserva de la biosfera

La aldea de Piornedo se ubica en la parroquia de Donís, en el municipio de Cervantes, que, a su vez, pertenece a la Reserva de la Biosfera de Los Ancares Lucenses y Montes de Cervantes, Nacia y Becerrá. Un valle a 1.300 metros de altitud protege la villa, surcada por las aguas del arroyo Veiga Cimeira, al que desembocan varios riachuelos y afluentes del Navia.

El nombre de Piornedo alude a los piornos, un pequeño arbusto de flores amarillas. El origen de la aldea remite a tiempos prerromanos, de los que aún conserva algunas construcciones.

Conjunto Histórico-Artístico

El pueblo de Piornedo está considerado desde hace años Conjunto Histórico-Artístico. Posee un conjunto de más de diez pallozas hoy utilizadas únicamente como establos, aunque fueron concebidas como lugar destinado a dar cobijo a animales y humanos En muchos pueblos del norte de España, de hecho, las casas de pueblo disponen de una planta pie de calle para el ganado y animales domésticos y de una superior para la familia, calentada por el calor que irradiaba la planta baja.

Las pallozas tienen oval, circular o elíptica, sobre la cual se asienta un tejado vegetal en forma de cono con una superficie muy inclinada para que no se acumule el agua de lluvia o la nieve en invierno.

La palloza-museo Casa do Sesto es el ejemplo perfecto. Habitada hasta 1970, ahora, además de museo etnográfico, es una máquina del tiempo que permite conocer la vida de antaño. En Piornedo destacan también los hórreos dedicados al almacenamiento de grano, siempre en alto para eludir la animal y los animales campestres. Recorrer esta aldea es darse un paseo por la Galicia más profunda que a nadie dejará indiferente.

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