Para quienes busquen una alternativa a las playas atestadas de gente durante el mes de agosto y tampoco quieran cruzar las fronteras, existen múltiples opciones atractivas en nuestro turismo de interior. Rutas por las montañas, idílicos entornos naturales o pequeñas villas de sabor medieval son algunos de los múltiples secretos con encanto que podemos descubrir sin necesidad de hacer grandes desembolsos económicos.
En ese sentido, Aragón se ha convertido en una opción idónea para escapar de las altas temperaturas y desconectar de la rutina. Los pueblos pequeños de Zaragoza, Huesca y Teruel son auténticos tesoros perfectos para una escapada. Y muchos cuentan con alojamientos y restaurantes muy baratos. Aunque nada más fascinante que la oportunidad que ofrece uno de ellos de pasar la noche en un convento del siglo XVI por solo 15 euros.
Se trata del convento de Nuestra Señora de la Consolación, ubicado en la localidad de Gotor, de 307 habitantes, que se ha convertido en los últimos años en todo un referente turístico de la región. Desde que los encargados de gestionar este edificio histórico decidieron compartir en redes sociales la posibilidad de pasar la noche en su interior por muy poco dinero se suceden las visitas y las experiencias positivas. Además, el lugar es pet-friendly y está adaptado para personas con movilidad reducida. Eso sí, algunas de las habitaciones son compartidas, ya que es un pequeño albergue rural.
"¿Te atreverías a pasar la noche en un convento por 15 euros la noche? Te invitamos a que vengas y lo descubras. No te vas a arrepentir. Tienes a disposición con total privacidad una habitación, baño, restaurante, guía y monumentos históricos con toda su naturaleza alrededor", anunciaban desde la cuenta oficial de Instagram del convento.
Este convento dominico es un robusto edificio de estilo renacentista construido en el siglo XVI por mandato de la familia Martínez de Luna, señores de la cercana localidad de Illueca, con la idea de controlar a la población mudéjar que habitaba en la zona y servir de panteón familiar. El complejo, construido bajo la advocación de la Virgen de la Consolación, está formado por una iglesia monumental y un claustro cuadrado.
Además de su función religiosa, el convento desempeñó un papel importante en la vida social y económica de la localidad. La comunidad de frailes se dedicaba a la enseñanza, la agricultura y la artesanía, contribuyendo al desarrollo del pueblo. Todo cambió en el siglo XIX, cuando la Guerra de la Independencia española obligó a los frailes a abandonarlo temporalmente. A su regreso, en 1814, el convento estaba en ruinas, sin muebles, puertas ni ventanas.
En 1835, con la desamortización de Mendizábal, el convento fue expropiado y pasó a manos del Estado. Desde entonces fue escuela, almacén, granero e incluso vivienda. Ya en el siglo XX se tomó conciencia de su valor histórico y patrimonial, se restauró y hoy está considerado Bien de Interés Cultural (BIC). Alberga un centro de interpretación que permite conocer su historia, se organizan visitas guiadas y talleres y sirve la auténtica cocina tradicional casera para aquellos que quieran disfrutar de la gastronomía y vinos de la comarca del Aranda.