Varios picos de nuestro país quieren tocar el cielo como el Teide en Tenerife y sus 3.718 metros de altitud, otra cosa es vivir cada día a semejante altura. De todas las capitales de provincia, Ávila es la más alta con 1.131 metros, sin embargo, es en Teruel donde se localiza el pueblo más alto de España a 1.692 metros sobre el nivel del mar. Se trata de Valdelinares, una bonita población de montaña a la que en Uppers nos hemos acercado para conocerla en profundidad.
En Valdelinares hay censados unos 100 habitantes, aunque hacia 1900 su población rozó las 825 personas. La localidad pertenece a la comarca Gúdar-Javalambre en el nacimiento del Río Linares que está situada al este de la provincia de Teruel. A 2,7 kilómetros se encuentra el acceso por la cota 1.700 a la estación de esquí, que se bautizó con el mismo nombre del pueblo, de modo que gran parte de los ingresos provienen de la restauración, el hospedaje y los servicios enfocados al ocio, al deporte y el disfrute de la naturaleza de la zona. Lo cierto es que todo ello ha supuesto un empuje económico, no solo en temporada de nieve sino en cualquier estación; valencianos y castellonenses tienen la oportunidad de cambiar su mar por el aire fresco de alta montaña de Valdelinares recorriendo un trayecto en coche que no supera las dos horas.
Además, en la misma Sierra de Gúdar, donde se encuentra esta localidad, se elevan el Pico Peñarroya con 2.028 metros sobre el nivel del mar, el Alto del Hornillo con 2.000 metros de altura y el Monegro con 1.957 metros.
Tal como explican desde su ayuntamiento, la complicada orografía de esta zona ha dificultado su crecimiento y el intercambio comercial con los pueblos de alrededor. Así el asentamiento de los primeros pobladores de Valdelinares se remonta a la edad media. El sustento provenía de la agricultura, una actividad que se desarrolló a medida que se fue preparando el terreno formando bancales o terrazas para salvar la pendiente de la montaña.
A su vez, era una zona de trashumancia de ganado ovino ya que en primavera los pastores subían a sus rebaños a las alturas buscando el pasto fresco de las montañas y el agua de los múltiples manantiales naturales que brotan gracias al deshielo.
Actualmente, en esta región han ido desapareciendo los pastores trashumantes, sin embargo, sus verdes prados han acogido el ganado vacuno a medida que se han modernizado las explotaciones y se han suavizado las condiciones climáticas. La carne de vaca alimentada de pasto como antiguamente cada vez es más preciada en el mercado.
En lo más alto del pueblo se encuentran el cementerio y la Ermita de Nuestra Señora de Loreto del siglo XVIII, muy curiosa por su porche rectangular sostenido por grandes columnas de piedra que protegen a los feligreses de las lluvias y de las nieves del invierno. Por su parte, en el casco urbano se eleva el campanario y la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Nieves, también del siglo XVIII, así como viviendas y construcciones típicas de esta zona de siglos anteriores.
Valdelinares, un nombre que proviene del latín Val de Lignare (valle entre pinares), está rodeado de bosques de coníferas, además de los citados bancales, y por ello en su escudo municipal destacan cinco majestuosos pinos verdes. Así, otro de sus atractivos es el Bosque de pino moro de más de 50 hectáreas muy cerca del pueblo. Se trata de una singular masa forestal única en el mundo por encontrase en la zona más meridional de Europa donde es muy común esta especie. Es el Pinus uncinata que, además de en los Pirineos, nace en las altas montañas de los Alpes y los Cárpatos y crece hasta los 8 metros de altura.