Los últimos años no han sido fáciles para Marc Márquez. El piloto ha sufrido en las últimas temporadas lesiones que han estado a punto de llevarle a la retirada del motociclismo, pero por el momento, ahí sigue. Sus principales problemas han sido una lesión en el brazo y una diplopía que le provoca tener una visión doble que supone un peligro en la pista. El piloto se ha sentado con Risto Mejide para hablar de toda esta etapa en 'Viajando con Chester' donde, además, ha recibido un mensaje inesperado de alguien muy especial.
Son varias ya la veces que Márquez ha tenido que pasar por quirófano. Ahora, asegura, está bien, pero “hace seis meses sonreía, pero era un efecto raro. Cuando ganaba alguna carrera lloraba, no me salía sonreír y para mi ganar es fiesta”, reconocía. Una etapa, sin duda, complicada para él. “Venía de una carrera deportiva que parecía un héroe, vienen las operaciones, no salen las cosas y ahí sí que te tienes que evadir del mundo, todos opinan y si le muestras interés a todo eso te hundes”, explica.
También se ha sincerado sobre la diplopía, una lesión que ha vivido en cuatro momentos de su vida, pero de la que ahora está bien, aunque es consciente de que, de darse un golpe en la cabeza, puede volver. Un riesgo, asegura, que asume. “Cuando tengo la lesión veo dos imágenes, es una ligera desviación de uno de los ojos. Es muy molesta e incluso te marea”, comenta, señalando que ha sido operado en una ocasión.
Durante el programa el piloto recibió una sorpresa de la mano de Risto, que le mostró un mensaje grabado de su abuelo. “No arriesgues tanto, no me hagas sufrir. Ya tienes para vivir, búscate un trabajo tranquilo y la moto déjala para otro. Se lo he dicho muchas veces, pero le entra por un oído y le sale por otro”, le dice su abuelo, que no es la primera vez que se lo expresa, pero la pasión de Marc Márquez por las dos ruedas parece que gana.
La figura de su abuelo es muy importante para el motociclista, que afirma que es una de las pocas personas que tiene en un pedestal porque se ha criado con él. Incluso es capaz de darle la razón a sus palabras. “Ya he ganado mucho, pero qué hago. Vivir te aburres, no tengo pasión por ir a una playa, por vivir la vida, mi obsesión son las motos”, explica sobre la razón por la que no se baja de las dos ruedas y sigue compitiendo pese a las dificultades y advertencias de su abuelo.