Logo de Uppers

Vivir

Profesor Arias, sobre el 'engaño' de la educación: "Si yo fuera estudiante ahora, no dudaría en copiar"

  • El catedrático Daniel Arias desgrana en 'Querido alumno, te estamos engañando' (Temas de Hoy) los graves problemas del sistema educativo universitario actual

  • "Se ha preparado un coctel perfecto para el pasotismo y la anulación del interés en el esfuerzo y la superación", lamenta el profesor

  • "Es necesario acabar con los padres helicóptero que desean controlar todos los aspectos de sus hijos dando clases a los profesores de cómo hacer su trabajo, a golpe de Whatsapp"

"Querido alumno universitario de grado: Te estamos engañando". Así comenzaba el incendiario artículo que el catedrático Daniel Arias publicó hace unos meses en LinkedIn en el que cuestionaba el nivel y la actitud de los estudiantes actuales y señalaba los problemas de un sistema educativo que prefiere rebajar exigencias y mirar para otro lado. Aquella carta, en la que lamentaba cómo los móviles y los portátiles se han adueñado del aula arrinconando al profesor a un rol secundario, se viralizó y generó un intenso debate entre formadores, alumnos, empresarios y autónomos.

"Recibí miles de mensajes, no sólo de apoyo sino también testimonios de su experiencia, dudas y necesidad de soluciones", nos explica el profesor de Organización de Empresas en la Universidad de Granada. Todo aquel feedback daba para algo mucho más extenso, y así llega 'Querido alumno, te estamos engañando' (Temas de Hoy). "Ciertamente en las tres páginas del artículo no había cabida para todo, por lo que surgió, gracias a la editorial, la oportunidad de ir más allá mediante este libro en el que se incluyen algunos de estos testimonios con permiso de sus autores". Hablamos con Arias sobre la realidad de la comunidad educativa y de las posibles soluciones.

¿Por qué la educación cada vez es peor en España?

Las sucesivas leyes de educación han generado más confusión que soluciones a los problemas reales. Ningún país avanzado cambia de ley educativa cada vez que entra un nuevo gobierno. Además, progresivamente se ha ido limitando la autoridad del profesorado facilitando, contrariamente al sentido común, el paso de estudiantes no preparados y con materias pendientes al siguiente curso. Este es un coctel perfecto para el pasotismo y la anulación del interés en el esfuerzo y la superación.

Treinta años atrás si se suspendía había que repetir. ¿Ya no se le exige al alumno? ¿Por qué?

 Además de que tenemos 17 comunidades autónomas que, dentro de sus competencias, establecen diferentes niveles de exigencia con contenidos diferentes en distintas materias, la nueva LOMLOU establece que en educación primaria sólo se puede repetir en los cursos pares mientras que, en secundaria, con uno o dos suspensos se promociona automáticamente. De este modo, las cifras de fracaso escolar bajan. Que cada uno haga su lectura…

Si el uso de móviles y portátiles en el aula solo sirven para distraer, ¿habría que prohibirlos?

Cada vez más países de nuestro entorno han optado por la prohibición. Los colegios privados de mayor prestigio internacional hace años que los prohibieron. Creo que esta medida, junto a una educación adecuada no sólo en el uso de los dispositivos móviles, sino en cómo funciona la industria de las grandes empresas que invierten millones de euros en algoritmos orientados a absorber nuestra atención, es fundamental. Al igual que los coches, que nos llevan y traen, pero encierran peligros de accidentes y requieren una formación, estos dispositivos también la requieren.

¿La llegada de la inteligencia artificial lo pone todo aún peor?

La IA está suponiendo la mayor transformación en las técnicas de enseñanza y evaluación de este siglo. Inicialmente generó desconcierto a la hora de la evaluación de los trabajos de las asignaturas, así como los trabajos de fin de grado y master. Sin embargo, el hecho de que IA pueda hacer trabajos de clase magníficos, si se saben utilizar bien los prompts, abre una senda muy prolífica en lo que a elaboración de materiales se refiere. Esto quiere decir que el alumno puede entregarme un documento elaborado por una IA que yo puedo luego utilizar para evaluar si conoce su contenido o no. Lo cual nos lleva a evaluaciones más cercanas al alumno, de carácter oral o de presentaciones que pueden ser mucho más enriquecedoras, aun cuando el contenido lo haya elaborado un algoritmo.

¿Ha perdido el profesor la autoridad en el aula?

En enseñanzas medias e incluso primaria, la respuesta es un rotundo sí. Aun habiéndose aprobado en diferentes CCAA leyes de autoridad del profesorado, los alumnos decididos a reventar una clase día tras día, no tienen demasiadas dificultades en hacerlo. Cuento en el libro con testimonios desgarradores de profesores que lo sufren día tras día. En la universidad tenemos la ventaja de que nuestro alumnado es mayor de edad con lo que expulsar a un estudiante de clase, no debería ser un problema. Sin embargo, la Ley de convivencia universitaria hace que copiar en un examen ya no sea una falta sancionable. Antes suponía una apertura de expediente disciplinario y una amonestación al estudiante. Si yo fuera estudiante universitario ahora, no dudaría en copiar en todos los exámenes. No hay nada que perder, como mucho, te cambiarán de sitio. El profesor no puede hacer nada más.

Al aula debes venir seducido y motivado de casa. Yo no voy a bailar ni a hacer el payaso en clase para entretener a nadie

¿Saben los profesores realmente qué hay que enseñar?

Creo que contamos con el cuerpo de profesorado mejor preparado de la historia de España. A nivel universitario, hemos tenido que publicar decenas de artículos científicos de calidad, impartir clases, a veces de manera indiscriminada en grado y posgrado con recursos muy escasos y ejercer cargos de gestión universitaria para lograr la acreditación deseada por ANECA o las agencias autonómicas y poder así optar a un contrato más o menos digno. Otra cosa es que deseemos actualizar nuestros planes de estudio y por cuestiones burocráticas, el proceso lleve mucho más tiempo del que desearíamos. Creo además que hay que establecer puentes con el profesorado de bachillerato para logran una colaboración abra los compartimentos estancos que existen en las diferentes etapas educativas.

¿Impartir clases más dinámicas para ‘seducir’ al alumno no es la solución?

Habría que definir el concepto de dinamicidad. Mi objetivo como docente no es seducir a nadie, sino enseñar y asegurarme que el alumno que supera la asignatura cuenta con las competencias señaladas en la guía docente de la asignatura. Si eres mayor de edad y estás estudiando economía porque quieres, debes venir seducido y motivado de casa. Yo no voy a bailar ni a hacer el payaso en clase para entretener a nadie. Puedo utilizar algunas técnicas que las nuevas tecnologías permiten para enseñarte mejor y en menos tiempo, pero no me voy a disfrazar de Vikingo para ser más “dinámico”.

¿Qué pasa con los alumnos que aún quieren aprender? Porque existen, ¿verdad?

Por supuesto que existen. El problema es que, si antes la ignorancia era algo a esconder en nuestra sociedad, ahora es casi un motivo de orgullo. Los incentivos de aprendizaje son menores ahora. Existe una alta inflación de notas. Si un alumno brillante observa cómo otro mediocre alcanza casi los mismos resultados con la mitad de esfuerzo porque el sistema se lo permite, acabará por apuntarse al carro de la mediocridad. Hace diez o quince años, solía tener más alumnos que merecían la matrícula honor de las que podía dar (no se permite más de un 5%). Entonces, los reunía en mi despacho, les comentaba que todos la merecían pero que tenían que echarse a suertes a quien se la ponía. Estos alumnos, siempre muy caballerosamente, llegaban a un acuerdo de maneras sorprendentemente elegantes. Esto ya no me pasa. Desde la década pasada no he vuelto a poner ninguna matrícula de honor.

Tenemos todo el conocimiento en la punta de nuestros dedos, pero preferimos evadirnos con contenidos de entretenimiento efímero que no nos aportan nada

¿Qué papel deberíamos jugar los padres en todo esto?

Es necesario pasar mucho más tiempo con nuestros hijos educándoles con nuestro ejemplo. Los dispositivos móviles no pueden absorber el tiempo que hay que dedicar a la familia. Hay que leer juntos, ver películas juntos, pasear juntos, hacer deporte juntos y educar en casa. Todo ello sobre la base de la autonomía e independencia de los niños. Es necesario acabar con los padres helicóptero que, debido a su propia inseguridad y, posiblemente, frustración personal, desean controlar todos los aspectos de sus hijos dando clases a los profesores de cómo deben hacer su trabajo y, casi todo, a golpe de Whatsapp. Algunos llegan a la universidad acompañados por sus padres en una revisión de exámenes.

¿Y cómo afectan los continuos cambios de la ley en el sistema educativo?

 Generan confusión, dispersión, frustración y rechazo. Es como si en mitad del partido de baloncesto te cambiasen las reglas del juego y ahora se puede botar con las dos manos y cada vez que tires, aunque no metas canasta te regalan los dos puntos porque lo has intentado. Los cambios de ley no han ido orientados a la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje del alumno, sino a que pasen de curso con más facilidad. De este modo, se da la falsa impresión de que han adquirido unas capacidades y habilidades que, en realidad no tienen. Y ese es el mayo engaño.

¿Hay algún aspecto en el que la educación actual sea superior a la de antes de internet?

Tenemos todo el conocimiento en la punta de nuestros dedos. Antes pensábamos que la falta de calidad en la educación venía por no contar con suficientes medios educativos (libros y material, principalmente). Hoy tenemos acceso instantáneo a las mejores bibliotecas en formato, texto, video, fotos, podcasts... con sólo desearlo. Esto es algo que los que estudiamos la EGB ni siquiera podíamos soñar. Sin embargo, tal y como señalo en mi novela “La respuesta a todo” (Ed. Titanium) preferimos evadirnos con contenidos de entretenimiento efímero que no nos aportan nada.

Sus tres propuestas esenciales para empezar a revertir esta situación:

1) Prestar mayor atención a los alumnos con capacidades por encima de la media para motivarles y sacar todo su talento a relucir en todas las etapas educativas.

2) Dotar de autoridad “real” a los profesores y de recursos para que los alumnos con necesidades especiales tengan la atención que requieren sin interferir en la enseñanza general.

3) Mayor agilidad a la hora de adaptar los planes de estudio y las asignaturas a la evolución y aceleración del fenómeno tecnológico en nuestra sociedad.