Cuando nuestra mascota se hace mayor: "Hay que vigilar que los cambios no sean el indicio de una enfermedad"

El envejecimiento es un proceso natural que afecta tanto a los seres humanos como a nuestras mascotas. Igual que las personas, a medida que perros y gatos envejecen, sus necesidades cambian, y requieren cuidados especiales para garantizar su bienestar.

Según explican los expertos, los años de nuestras mascotas no tiene por qué significar una pérdida de calidad de vida. Con los cuidados adecuados, las mascotas geriátricas pueden disfrutar de una vida plena y feliz. La detección precoz y los tratamientos específicos son clave para garantizar su bienestar.

 "A medida que nuestras mascotas envejecen, es común que aparezcan enfermedades o alteraciones que, en un principio, pueden pasar desapercibidas. Sin embargo, si no se detectan a tiempo, pueden afectar significativamente la calidad de vida de nuestros perros y gatos, o manifestarse de forma más severa cuando su tratamiento resulta más complejo", explica Elena Álvarez Quesada, Acreditada AVEPA Medicina Felina de Medivet Centro Veterinario Sur.

La edad a partir de la cual una mascota es considerada geriátrica varía según la especie y la raza, pero en términos generales, se considera que, a partir de los 7 años, tanto perros como gatos entran en una etapa de madurez avanzada. En esta etapa, nuestras mascotas pueden comenzar a experimentar cambios fisiológicos que, en muchos casos, no presentan señales o síntomas evidentes.

Señales comunes de envejecimiento

A medida que nuestras mascotas envejecen, es fundamental prestar atención a los cambios físicos y de comportamiento que puedan indicar problemas de salud. Entre las señales más comunes de envejecimiento se encuentran la pérdida de movilidad, la disminución del aseo personal (particularmente en gatos), menor energía, fluctuaciones en el peso, aumento de la sed y la micción, aparición de problemas dentales, y la pérdida parcial de audición o visión.

En el caso de los perros, estos cambios suelen ser más evidentes, especialmente en lo que respecta a la movilidad, donde problemas como la osteoartritis se vuelven más notorios. Por el contrario, los gatos tienden a enmascarar sus síntomas, lo que puede retrasar la detección de enfermedades hasta fases más avanzadas. Por ello, es fundamental estar atentos a señales sutiles, como el estado del pelaje, la aparición de nudos y su estado de ánimo general.

Enfermedades más habituales

Las mascotas geriátricas son más propensas a desarrollar una serie de patologías que afectan tanto a su calidad de vida como a su esperanza de vida. “La hipertensión, el hipertiroidismo, la osteoartrosis o la enfermedad renal crónica son algunos ejemplos de afecciones que, mediante una detección precoz, pueden ser tratadas para asegurar una vida prolongada y, sobre todo, con una buena calidad para nuestras compañeras”, detalla Elena Álvarez Quesada, que advierte que, aunque los chequeos rutinarios son importantes en todas las etapas de la vida, en pacientes mayores y geriátricos son absolutamente imprescindibles.

  • Osteoartritis. Hasta el 90% de los gatos mayores de 12 años y el 80% de los perros mayores de 8 años sufren de osteoartritis, lo que limita su movilidad y genera dolor.
  • Insuficiencia renal crónica. Aproximadamente el 30% de los gatos desarrollan enfermedades renales, las cuales a menudo no presentan síntomas hasta que el daño es severo.
  • Enfermedades endocrinas. Patologías como el hipertiroidismo en gatos (presente en el 12% de los casos) y la diabetes son comunes en mascotas geriátricas.
  • Problemas cardíacos. Las enfermedades valvulares cardíacas afectan a muchos perros mayores, especialmente a aquellos de razas predispuestas, como el Cavalier King Charles Spaniel.
  • Neoplasias (tumores). El cáncer es una enfermedad común en mascotas geriátricas, afectando hasta al 25% de los perros y gatos mayores.

Además, el envejecimiento no solo afecta a la salud física de nuestras mascotas, sino también a su bienestar emocional. Desde Medivet explica que es común observar cambios en su comportamiento, como mayor irritabilidad, ansiedad o alteraciones en los hábitos de sueño. Estos cambios pueden ser señales de malestar o dolor, por lo que es importante estar atentos y acudir al veterinario si se detecta alguna anomalía.

Cuidados específicos para mascotas geriátricas

El cuidado de una mascota geriátrica implica una atención más exhaustiva y personalizada en comparación con una mascota joven. Entre los aspectos clave que destacan desde Medivet, se incluyen algunos como la alimentación, el ejercicio y la higiene.

  • Alimentación. Con el paso de los años, las mascotas necesitan una dieta adaptada a sus nuevas necesidades. Las dietas bajas en calorías, pero ricas en proteínas de alta calidad, son esenciales para controlar el peso y prevenir problemas metabólicos. Asimismo, es fundamental incluir ácidos grasos omega-3 y suplementos para las articulaciones, que favorecen la movilidad y la salud general.
  • Ejercicio. Aunque el ejercicio sigue siendo importante, debe ajustarse a las capacidades físicas de la mascota. Paseos más cortos y juegos suaves ayudarán a mantener su movilidad sin causarles estrés físico innecesario.
  • Higiene. Las mascotas geriátricas requieren mayor atención en cuanto a su higiene. Las limpiezas dentales son vitales para prevenir enfermedades bucales, y el cuidado regular del pelaje, uñas y piel contribuirá a su bienestar general.
  • Revisiones veterinarias. Las visitas al veterinario deben ser más frecuentes, con chequeos cada seis meses o según lo recomiende el especialista. Esto permitirá detectar a tiempo cualquier problema de salud y ajustar los tratamientos necesarios para mantener su calidad de vida.