Esto se cuenta en los mentideros de Hollywood: Jennifer Anniston y Brad Pitt (tal y como desvela la prensa británica) mantienen un vínculo especial a cuenta de Sydney, sobrina de Pitt. Ella nació justo en la época en la que los dos intérpretes eran pareja él ha dicho en varias ocasiones que la quiere como a una hija. Ella siempre ha llamado 'tía' a Jennifer Aniston, algo que (y aquí entra ya la maldad clásica de la prensa amarilla), no habría sido del agrado de Angelina Jolie. Ahora, el actor no ha dudado en ofrecerle a su sobrina su mansión en Los Ángeles para que festeje su graduación tras lograr con excelentes notas su título en Arquitectura. Casualmente, la misma mansión que Pitt y Aniston compraron juntos antes de separarse.
Y mientras esto ocurre en la Meca del cine, en otros lugares del mundo también hay parejas que se han divorciado o han roto, pero siguen teniendo una buena relación con algún miembro de la familia que, técnicamente, ya no lo es. Es el caso de Susana y Santiago, y de Valentina y José.
A sus 56 años, Susana ya es abuela. David, el hijo mayor de su expareja, es padre de una niña y para Susana, que estrenó el nuevo parentesco hace apenas dos años, está siendo uno de las mejores etapas de su vida, pese a que a no parecía fácil.
Susana conoció a Santiago hace 23 años. Ella disfrutaba de una buena situación profesional y él estaba buscando empleo, después de haber pactado su salida de una importante multinacional. "Fue un flechazo. Llevaba varios años sin pareja, trabajando a tope. Acababa de comprarme mi casa y no pensaba para nada en enamorarme", explica Susana. Pero ocurrió y se casaron en seis meses: "Santiago tenía y tiene una personalidad arrolladora, un lado bohemio que me encantó, cultura, saber estar…". También tenía dos hijos y una relación conflictiva con su exmujer. Para Susana nada de esto fue un escollo. Siempre ha tenido un gran instinto maternal y cuidar algún fin de semana de dos niños le parecía estupendo. Cuando Santiago quiso ir a por la custodia compartida, le ayudó en todo lo que pudo. La consiguieron y Susana se encontró con la crianza de dos hijastros en plena preadolescencia. Pronto llegó la guinda del pastel: embarazo y nacimiento de Martín. La familia crecía.
"La verdad es que tener a Martín fue cumplir un sueño, pero también el comienzo de una etapa nada fácil. Santiago se fue distanciando, le agobiaban sus tres hijos. Comenzó a salir solo, no encajaba en ningún trabajo… De pronto me vi siendo padre y madre de los tres niños, porque su madre biológica también pasaba bastante. Trabajaba para la oficina y para la casa, el gasto familiar era importante y nadie colaboraba. Me sentía muy sola. Íbamos de discusión en discusión y un día descubrí en la guantera del coche la funda de un preservativo". Así resume Susana los años que condujeron al divorcio de la pareja. La bebé de su hijastro David ha vuelto a unirlos: bautizo, fiestas de cumpleaños, Navidades y Reyes, como mínimo.
Abuelos biológicos y 'postizos' participan en los eventos familiares. Y Susana se encarga de ofrecer toda clase de caprichos y cuidados a la pequeña. "Solo he tenido un hijo y me hacía ilusión tener una niña, así que ya la tengo", explica con picardía. "Con mi ex a veces tengo algún problema por temas de Martín, pero lo aparcamos cuando hace falta para estar con nuestra nieta. A su abuela real no le importa 'compartir' a la niña. La edad nos hace ver todo distinto. Con los años se ha dado cuenta de que, en realidad, he sido la madre de sus hijos".
64 años de vida muy bien disfrutada. Valentina llegó a España procedente de Argentina hace más de 30 años. Las cosas le han ido bien. Tras una primera etapa con algunas dificultades, ha conseguido vivir de manera confortable: una buena red de amigos, un buen trabajo y una buena relación de pareja hasta hace 12 años.
José era periodista deportivo y cayó rendido a los pies de Valentina, entonces una importante ejecutiva de una agencia de publicidad. "José me fascinó, pero creo que él por mí sentía adoración. Empecé a vivir con él porque nunca me había sentido tan querida", explica Valentina. Durante casi 20 años fueron la pareja perfecta. No llegaron a casarse, pero sí mantenían fuertes vínculos con los miembros de las dos familias, especialmente con Marina, la hermana de José y madre de Violeta, la sobrina que siempre bebió los vientos por sus tíos. "Para mí, que no llegué a tener hijos, Violeta fue mi hija, directamente. Invadí el terreno de la madre sin ningún problema", afirma con una carcajada.
Valentina es la madrina de Violeta, quien precisamente recibió este nombre como guiño cómplice a su tía. Poco a poco, la influencia de los tíos crecía, tanto que no se tomaba ninguna decisión sobre Violeta sin que dieran su parecer. Gracias a ellos, Violeta viajó más que cualquier niña de su edad y disfrutó de muchas ventajas. Era como si tuviera dos padres más.
Mientras tanto, la pareja de Valentina y José hacía aguas. "Nos cansamos de hacer siempre lo mismo. Divino, pero lo mismo. Y evolucionamos de diferente manera: él cada vez más centrado en su trabajo, y yo, cada vez más desinteresada por la profesión y con más ganas de vivir la vida con tranquilidad. La menopausia supuso una crisis, fue el momento en que decidí vivir como quería". José no entendió las necesidades de su pareja y de manera amistosa se separaron. Pero la relación con Violeta siguió intacta. En el IG de ambas son frecuentes las fotos y las menciones.
José sale menos en las redes sociales de ambas porque la separación, inicialmente modélica, se ha enrarecido. "No tenemos ningún problema porque económicamente siempre fuimos independientes y no tenemos hijos. Sencillamente, no nos sentimos próximos. Es como si ya no lo conociera; es lo mismo que sentía en los últimos años de convivencia. Ya no me admira y yo prefiero estar sola a vivir en automático. En cierto modo, me da pena cómo nos hemos distanciado". ¿Y Violeta? ¿Sigue siendo la niña de sus ojos? "Claro, es la hija que nunca tuvimos. Se ha convertido en una mujer estupenda, también es periodista y muy buena. Creo que en parte es como es gracias a nosotros. En octubre se casa con un chaval estupendo. ¿Tú sabes quién va a regalarles el viaje de novios?" Lo sabemos: los tíos Valentina y José.