La jubilación de Ramiro, madrileño de 73 años, en nada se parece a la de sus compañeros de banca, entregados al placer de mirar al cielo desde su cómoda hamaca, jugar al golf martes, jueves y domingos o dar un paseo matutino por el parque de El Retiro que culmina con un buen desayuno en el bulevar de la calle Ibiza. Cuando ellos toman su primer café, Ramiro ya ha desayuna dos veces. La primera, con su mujer, Carolina, ex compañera de trabajo de 42 años, que sale de casa a las 7,30 de la mañana. El segundo desayuno, con su hija Jimena, de dos años, transcurre bastante más agitado. Le da el biberón, juguetea con ella, la viste y la lleva a la guardería.
Cuando en su grupo de whatsapp alguien menciona a Papuchi, él levanta la mano. La primera vez que lo vio se desternilló de la risa. "La segunda lo oí casualmente en uno de esos corrillos algo maliciosos que se forman alrededor de los colegios y ese día sentí que me llevaban los demonios". Ramiro confiesa sin rubor que es un hombre atractivo, tiene un estilo muy juvenil y se mantiene en envidiable forma física. Pero la edad no perdona y es consciente de que allá donde va le persigue el dichoso mote. Ha decidido abdicar: "Ya sé que soy el Papuchi oficial".
Carolina es la segunda esposa de Ramiro. Llevan juntos algo más de seis años y con Jimena han cumplido el sueño de tener un hijo en común. Para ella es su segunda hija; para él la niña llega 41 años después de su segundo hijo. Como es lógico, lo de Papuchi viene por Julio Iglesias Puga, el carismático padre del popular cantante. Volvió a cambiar pañales -aunque esto sea un decir- con 87 años, ya bisabuelo y seis décadas después del nacimiento de Julio. Su última hija, Ruth, nació cuando él ya había fallecido, con 90 años.
La paternidad tardía es cada vez más corriente. George Cloony, el hombre más sexy del planeta (según la revista People) estrenó paternidad en 2017, a los 55 años. Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1, tuvo a su cuarto hijo, Ace, con 89. 65 más que su primogénita, Deborah, ya abuela. 73 tenía Mick Jagger en 2016, el año en que nació su octavo hijo, fruto de su quinta mujer. Sin duda, una de las imágenes recientes más conmovedoras al respecto ha sido la de Stella, la hija menor de Jean Paul Belmondo, caminando entre lágrimas detrás de su féretro el 6 pasado 6 de septiembre. Padre e hija se llevaban 70 años, pero tenían una gran complicidad y se dejaban ver en público a menudo.
A menudo estos padres añosos son el prototipo de eterno seductor con biografías curtidas en romances y aventuras. Sin embargo, por edad, por satisfacción vital y porque la naturaleza obliga, esta nueva etapa les sirve para cerrar su capítulo de conquistas. Y a menudo asalta la incertidumbre. Durante el embarazo de Carolina, Ramiro tuvo momentos de inquietud. "Mis pensamientos se volvieron recurrentes: ¿daré la talla? ¿mi hija tendrá consciencia de un padre tan mayor? ¿me comportaré de modo diferente a los padres treintañeros?". No pierde de vista que la edad promedio de los padres primerizos en España ronda los 32 años.
Todas las dudas se disiparon en cuanto vio el rostro a la niña. De momento, no ha pasado un solo día sin que corretee tras ella y, con lo tiquismiquis que siempre fue con su impecable imagen, no deja de sorprenderse por su propia indiferencia cuando descubre la camisa llena de las marcas que van dejando sus manitas pegajosas. ¿Achaques? Ese tema lo deja para sus desocupados amigos porque le a él le falta tiempo hasta para reparar en ello.
También la ciencia aporta su parecer y hay algunas ventajas. Para empezar, genéticamente garantizan a sus hijos una larga vida. Los telómeros, esos extremos de los cromosomas que actúan como protectores frente al envejecimiento, son más largos en los padres de edad avanzada. Y esta cualidad podrían transferirla a sus hijos, según científicos de la Universidad de Northwestern, en Illinois. La formación genética de los espermatozoides, que va cambiando a medida que el hombre envejece, desarrolla un código de ADN que favorece una vida más longeva.
Para Ramiro, Jimena es una bendición. "Es verdad que no puedo disfrutar de la compañía de sus amigos tanto como me gustaría, pero nada hay más satisfactorio que poder dedicarle a la niña todo el tiempo del mundo". De nuevo la ciencia aplaude su decisión. La influencia de los padres que se implican en la educación tiene beneficios muy específicos en su desarrollo cognitivo y emocional de los hijos, como hacerlos sentir más seguros, curiosos y responsables.
Su presencia ayuda a tener buenas relaciones, calificaciones más altas y actitudes más positivas hacia el aprendizaje, de acuerdo con un documento de la Oficina de Educación Temprana de Florida basado en treinta años de investigaciones.
La paternidad tardía tiene también sus desventajas y la principal es el riego de que los niños desarrollen autismo, trastorno bipolar, TDAH e incluso adicciones. La razón está en que cuanto mayor es la edad del padre, más probabilidad existe de que transfieran mutaciones genéticas, según una investigación publicada en la revista JAMA Psychiatry.
Esas variaciones en el esperma podrían afectar también en un futuro a la fertilidad del hijo. Es un hallazgo de un grupo de investigadores de la Universidad de Göttingen (Alemania) que tomaron una muestra de 1,4 millones de personas de Suecia, Canadá y Alemania. Este efecto no se encontró con madres añosas.
En otro trabajo, esta vez realizado por el profesor Michael Eisenberg, de la universidad californiana de Stanford, con datos de 40,5 millones de nacimientos, se vio que los bebés con padres de edad paterna avanzada tenían un mayor riesgo de complicaciones, como bajo peso al nacer, convulsiones y necesidad de asistencia de aire al nacimiento. Su mayor asombro fue observar que incluso las parejas de los hombres mayores de 45 años fueron un 28 % más propensas a desarrollar diabetes gestacional.
Ramiro desconocía todo esto y se alegra de haber sido ignorante en el momento de la decisión. Su mujer está perfectamente y la niña nació sana. "Espero que su desarrolle continúe como hasta ahora. Ha llegado en mi mejor momento personal, sentimental y económico. Lo de Papuchi lo tomaré como signo de una excelente vitalidad".