David (52) murió por covid. Tipo sano, enérgico, simpático, padre, marido, hermano, cuñado, tío, amigo. Estaba en lo más alto de la curva de la vida, una curva mucho más alegre, valiente y deseada que esas otras que nos hemos acostumbrado a ver cada día, esas otras que suben y bajan y miden la nueva calamidad del siglo XXI. Nuestras vidas, mientras, siguen avanzando entre curvas.
David murió en enero y lo hemos despedido hace unos días. Algunos, los más cercanos, han acompañado (siempre a la maldita distancia de un metro y medio) a su mujer, a su hijo de 10 años y a su hermana. Sol, agua y paisaje de monte, un bosque verde, el bosque del recuerdo (Recordarium está en Méntrida, Toledo, a media hora de Madrid), para leerle unas palabras que se taladran en el corazón y para plantar su árbol, el árbol de David. Para que su huella perdure para siempre en tantos corazones y en ese árbol que no parará de crecer.
Y luego estábamos los demás. Familiares y amigos hemos seguido el adiós online conectados, en fila, en silencio, la reunión más atípica en un año de pandemia. Desde casa. Otra vez una pantalla compartida. Sin mascarilla y con mucho amor. Funeral en streaming. ¡Gracias!
Impresiona recibir una convocatoria de Google Meet para despedir, para dar cariño, para homenajear. Hace unos días me llegaba vía whatsapp este mensaje, diría que inolvidable, quizás el más impactante que he recibido en un año de pandemia, el más simbólico:
"Hemos organizado un funeral para David, una ceremonia al aire libre, con medidas anticovid, en la que esparciremos las cenizas. No habrá besos, ni abrazos, ya sabéis. Por favor no queremos flores. al aire libre, con medidas anticovid No habrá besos, ni abrazos,ya sabéis.Quizás te gustaría conectarte online.
No habrá besos, ni abrazos. No habrá besos, ni abrazos. Un funeral online. Me mandarán un link. Y no será para una reunión de trabajo ni para una reunión familiar o de colegas. Será un funeral. Verde, digital, tecnológico y sin flores. Febrero 2021.
El whatsapp más impactante de este último año, el más contundente. Tantas claves en tan pocas líneas. Seres queridos que se fueron antes de tiempo, despedidas online, sin besos ni abrazos ni flores…
A las doce en punto nos concectamos unas 50 personas. Gonzalo, Pilar, Joseph, Caroline, Roberto… Y escena tras escena, pantalla tras pantalla, hemos seguido y acompañado, y no era una película ni un videojuego: el discurso de su hijo ("mi papi es como una tirita de tristeza en mi corazón"), su mujer esparciendo las cenizas en el lago, la familia plantando un árbol, con esa pala en mano que llevaba tanta tierra como tanto amor, y hasta un brindis final por "los buenos momentos felices que hemos disfrutado con él".
Y hemos viajado y recapacitado. 'Somewhere Over the Rainbow', 'Viva la Vida' (Coldplay)... Recordando a un tipo grande y reviviendo tanto. Porque la música es imprescindible para nuestra generación, la generación de David, y este funeral además de digital y verde, ha sido musical.
Su mujer y su hijo nos han recordado que fue "alma libre, energía positiva, espontaneidad, humor, creatividad, carácter" y que deja "huellas muy intensas en el corazón de mucha gente".
Así, entre lágrimas y tecnología, acorralados por un virus que aún no nos deja respirar hondo, hemos asistido a un funeral ecológico. Y ha habido espacio para el optimismo, porque enterrar las cenizas en el monte y plantar un árbol es entrar a formar parte, de nuevo, del ciclo de la vida. Hacer realidad aquello de que cuando muere alguien a quien queremos realmente no se va. Vive para siempre. En este caso, en la savia de una encina, un olivo, un madroño, un ciprés…
Porque ya lo sabemos, sí, en 2021 morimos de otra forma. Y lloramos de otra forma, lloramos en streaming. Lágrimas amargas en cualquier caso que dan paso a más vida.
La tecnología, esta vez aliada, amiga en el dolor, ha permitido despedir con amor y compartir ese 'Viva la vida' de Coldplay casi como un grito, un adiós colectivo. Con el volumen bien alto, que se oiga bien lejos. Viva la vida.