El drama que se vivió en las residencias de ancianos a principios de la pandemia fue "la mayor tragedia que hemos vivido de nuestra democracia", tal y como afirmó el músico Miguel Ríos en una entrevista con El Mundo. Nuestros mayores se quedaron solos, aislados, sin ningún tipo de contacto con familiares y a expensas de un virus que se complica, principalmente, a partir de los 65 años. Si vivir la pandemia acompañados fue duro, hacerlo alejado de ellos debió ser un infierno. Ahora, la Navidad está al caer y son muchos los que van a pasarla en soledad. Para que sobrelleven estas fechas señaladas, una ONG española ha puesto en marcha una iniciativa dirigida a ellos, los mayores en residencias.
'Una carta para el abuelo' es el proyecto de la ONG Adopta a un abuelo, que busca alegrar las Navidades a los 360.000 mayores que viven en residencias en nuestro país, según datos de la organización, y que previsiblemente pasarán las festividades navideñas lejos de sus seres queridos. Es tiempo de estar en familia, de sentirse queridos. Como muchos de ellos no podrán, los impulsores de la institución benéfica han organizado un sistema de envío de cartas.
El funcionamiento es muy parecido a los comentarios en los blogs. Basta con escribir nuestro nombre y apellidos y dejar adjuntado nuestro correo electrónico. A continuación, debemos escribir el título de la carta y seguidamente, redactar el cuerpo del texto que queremos que le llegue a 'nuestro' abuelo 'adoptado'. Los responsables de la organización se lo harán llegar, imprimiendo la carta y enviándolas a distintas residencias de nuestro país. Justo debajo del editor para escribir el texto hay un apartado en el que podemos donar dinero.
Las cartas no son el único servicio que esta organización da a los mayores. Durante los meses del confinamiento más duro, en los que no había ninguna posibilidad de que los familiares pudieran ir a ver a sus mayores, los voluntarios de la ONG volcaron sus esfuerzos en llamadas telefónicas con los mayores para evitar el sentimiento de soledad. Antes lo hacían de forma presencial e incluso se iban de comida o cervezas con los residentes. El coronavirus, sin embargo, lo hizo imposible.
Tal y como explicó Alberto Cabanes, fundador de la institución, a Uppers, "fuimos los primeros que adaptamos la actividad debido al cierre de las residencias y nos tuvimos que reconvertir para seguir acompañando a las personas mayores. Estudiamos diferentes plataformas y, al final, vimos que lo mejor era el teléfono de toda la vida".
De esta forma, llevaron a cabo la campaña 'Minutos en compañía' desde el 31 de marzo, apenas 15 días después del inicio del confinamiento domiciliario. A mediados de abril habían participado un total de 642 personas mayores atendidas por los 759 voluntarios. Todo ello hizo un total de 6.209 llamadas y más de 100.000 minutos de conversaciones. Ello se convirtió en la única forma de interacción social que muchos mayores tuvieron durante los meses más duros de la pandemia, en la pasada primavera.
La asociación nació en el año 2016 por el vínculo emocional de Cabanes con sus abuelos. Se había criado con ellos y cuando ingresaron a su abuelo en una residencia comenzó a ir. Allí, recibió un inesperado anhelo de uno de los residentes: "mi ilusión es tener un nieto". Cabanes no se lo pensó, le dijo que le iba a adoptar y surgió la idea, que continua hasta el día de hoy y se ha convertido en un salvavidas para cientos de mayores solos.