Con la EvAU (la selectividad) aprobada a tus hijos solo les queda elegir que estudios cursar y, en caso de optar por la universidad, que valoréis si acceden a una pública o a una privada. El verano previo al inicio de la etapa universitaria no es nada fácil y trae más de un quebradero de cabeza a padres e hijos. Mientras unos se decantan casi sin pensarlo por la universidad pública, otros hacen lo propio con la privada, pero también están los que dudan si es mejor que su hijo vaya a la primera o a la segunda. Un mar de dudas en el que los padres pueden ser un gran apoyo para los hijos para tomar el camino correcto en el inicio de la vida universitaria fuera de casa. Ahora bien, para ayudarles a tomar esa decisión lo mejor será saber a qué se enfrentan, por eso lo ideal es conocer las diferencias que pueden haber entre la universidad pública y la privada.
La universidad, sea la que sea, conlleva un gran desembolso durante los años de estudio. Pero entre ambos tipos de universidades hay grandes diferencias, ya que las públicas son mucho más económicas que las privadas debido, principalmente, a que las primeras están subvencionadas por el gobierno, por lo que la matrícula no será tan alta como la de la universidad privada.
Además, otro de los grandes puntos que diferencian ambas universidades es la forma de acceso. En las universidades públicas prácticamente todo el peso recae en la nota media del alumno conseguida tras la realización de la EvAU, pues el acceso se lleva a cabo mediante notas de corte, por lo que los mejores alumnos, aquellos con notas más altas, serán los que consigan la plaza en el Grado solicitado. Por su parte, en las privadas no hay nota de corte, aunque hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo es clave, pues la matrícula es de un precio muy superior al de las universidades públicas.
Es conveniente saber que, en prácticamente todos los centros públicos, existen reducciones de la cuantía final de la matrícula para algunos sectores vulnerables, como alumnos con discapacidad, víctimas de ataques terroristas o familias numerosas. Por su parte, los alumnos de la universidad pública tienen más facilidades para conseguir una beca y, por ejemplo, no tener que pagar la matrícula. Los estudiantes de la universidad privada también pueden acceder a las becas, pero hay que saber que la cuantía de estas se rige por los precios públicos, por lo que la prestación no suele cubrir la matrícula en su totalidad.
El trato al alumno en ocasiones también es distinto. En la universidad pública el volumen de estudiantes es mayor y la autonomía y la gestión de los tiempos es una tarea del alumno, que debe aprender a controlar su ritmo trabajo. Eso sí, en la privada suele ser muy diferente, todo depende de cada una y del profesorado, pero en la mayoría son mucho más cuidadosos con el seguimiento, prácticamente diario, de los alumnos.
Luego está el punto de las prácticas, donde la universidad privada suele ofrecer más periodos para su desempeño y suelen contar con grandes convenios empresariales donde muchos alumnos quedan finalmente trabajando en sus empresas de prácticas. Aún así, casi todos los Grados en las universidades públicas cuentan con prácticas obligatorias y también extracurriculares, es decir, el alumno puede buscarlas por su cuenta en empresas del sector, un punto que ayuda a coger experiencia y a introducirles en el mercado laboral.
También es importante conocer que las universidades privadas suelen tener cierta ventaja en titulaciones nuevas y llamativas para muchos estudiantes que quizá no encuentran esa opción en los centros públicos, lo que hace que tengan que optar por los centros privados. Además, el profesorado en la pública, mayoritariamente, suele estar centrado en la investigación, mientras que los docentes que prestan servicios en la universidad privada suelen ser profesionales del sector que se encuentran en activo en ese momento y que combinan ambas tareas.
En definitiva, aunque parezca que ambas son muy distintas, realmente son detalles lo que marca la diferencia entre los estudios privados y los públicos. Ninguno es mejor que otro, ambos tienen una serie de características, pero lo que es seguro es que los dos ofrecen una buena formación en los estudios elegidos. Y tú, ¿ya sabes a cuál irá tu hijo?