Muchas de las averías que puede sufrir nuestro coche no son tan dramáticas como habíamos imaginado, pero otras pueden dejar nuestro bolsillo temblando. En los casos más extremos, las reparaciones más caras de los coches pueden hacer que incluso sea más rentable adquirir un nuevo coche que arreglar la avería.
En cualquier caso, es bueno saber qué averías pueden resultarnos más caras para estar preparados y buscar el lugar más adecuado para que lo solucionen sin gastar más de lo necesario. Para evitarlas, en la medida de lo posible, los expertos recomiendan cuidar determinados aspectos de la conducción y realizar el mantenimiento adecuado del coche, dos factores fundamentales.
La caja de cambios es una de las partes más importantes de un automóvil. Hace de intermediaria entre el cigüeñal y las ruedas motrices para que éstas tengan el motor necesario para avanzar y vencer las resistencias al avance, subiendo y bajando el régimen de giro del motor para extraer su potencial.
Una avería en la caja de cambios es una de las reparaciones más caras de un coche, debido al coste de las diferentes piezas y a las horas que requiere una intervención de este tipo por parte del mecánico, unas diez horas. Esto hace que el precio por arreglar una caja de cambios manual pueda alcanzar los 4.500 euros y, en el caso de una transmisión automática, superar los 7.000 euros.
El turbo es otra de las piezas clave en la mecánica y otra de las reparaciones más caras de un coche. Se trata de un tipo de compresor con una turbina que recupera los gases de escape para volver a introducirlos en el motor e incrementar su rendimiento, incrementando su potencia.
El turbo puede estropearse por diferentes motivos: exceso de temperatura, desgaste de las piezas o la falta de lubricación. Una manera de cuidar el turbo es dejar el motor al ralentí entre 30 y 60 segundos antes de iniciar la marcha y antes de apagar el motor, especialmente, después de realizar un largo desplazamiento, como ir a la playa o a otra ciudad.
De esta manera, el aceite lubrica el motor y disminuye la temperatura. Si apagas el motor inmediatamente, el motor no recibe esa lubricación y, con el tiempo, se romperá. Una avería en el turbo requiere una mano de obra de unas cinco horas y el coste puede alcanzar los 3.000 euros.
Esta es una pieza que llevan todos los coches diésel desde hace varios años y, ahora, empiezan a instalarse también en algunos modelos de gasolina. Su misión es retener las partículas de carbono resultantes de la combustión para reducir las emisiones contaminantes.
El filtro de partículas sufre, sobre todo, en aquellos vehículos que circulan preferentemente por ciudad, experimentando una obstrucción que puede implicar consecuencias muy negativas para el motor. Para evitarlo, se recomienda salir a carretera cada cierto tiempo y llevar el motor a un régimen medio-alto para que las altas temperaturas del propio motor limpien el filtro. El precio de la reparación puede superar los 1.600 euros.
El volante motor es otra de las reparaciones más caras de un coche, por ser una pieza muy cara y requerir de muchas horas de trabajo para su colocación. Está situado en el extremo del cigüeñal y se encarga de regular el giro de éste y mantenerlo constante. Junto al volante motor, está el embrague, que es el encargado de transmitir el movimiento del motor a la caja de cambios y, finalmente, a las ruedas.
Reparar el volante motor conlleva unas 12 horas de trabajo, debido a que es necesario desmontar otros elementos de la distribución y del motor. Esto, unido a que es una pieza bastante cara, hace que el coste total de la reparación supere con creces los 2.000 euros.
Esta pieza permite suministrar la presión correcta de gasóleo a los inyectores del motor en el momento exacto. Es un elemento muy preciso y que trabaja con altas presiones, entre 100 y 2050 bares, según el tipo de motor. La mala calidad del combustible es uno de los principales motivos de avería de la bomba de gasoil. También la presencia de agua en el carburante o la presencia de partículas metálicas debido a rozamientos indebidos pueden ser otros motivos. El coste de la reparación puede oscilar entre los 600 y 2000 euros.
Una de las piezas que más dolor de cabeza provocan en los usuarios es la correa de distribución. Hasta el punto de no querer mencionarla. Esta pieza se encarga de sincronizar el movimiento de los pistones con el árbol de levas para que las válvulas se abran y cierren en el momento exacto.
Lógicamente, cuando la correa se rompe, la sincronización deja de existir, por lo que el pistón toca con las válvulas y se doblan. La rotura de la correa puede conllevar el destrozo total del motor, una avería muy grave, cuyo coste sería desorbitado. Para evitarlo, lo mejor es llevar un correcto mantenimiento y sustituir la correa de distribución cuando lo recomiende el fabricante, de media, a los 80.000 kilómetros o a los diez años. Su coste se mueve entre los 250 y los 2.000 euros.
La culata permite el cierre de las cámaras de combustión y es vital para que el motor funcione. Es una de las piezas más caras de un coche, porque requiere más de 15 horas de trabajo y puede alcanzar los 3.600 euros. Para evitar una avería de estas características, lo mejor es realizar los cambios de aceite y refrigerante en el momento adecuado y controlar sus niveles. Así como evitar sobrecalentamientos.
Por último, el cigüeñal es el eje con codos y contrapesos que transforma el movimiento rectilíneo en circular y uniforme. A veces, la reparación puede consistir solamente en cambiar el retén, una pieza que no es cara. El problema es que el acceso a ella es muy complicado, requiere desmontar varios elementos del motor y eso encarece el arreglo hasta alcanzar los 1.700 euros.